¿POR QUÉ LA CLASE GOBERNANTE HA SIDO LA CLASE DIRIGENTE NACIONAL?

14.08.2012 22:27

por: Quibian Gaytan

 

Instigadas y apoyadas directamente por el naciente imperialismo estadounidense –tanto financiera como militarmente- burgueses comerciales importadores y empleados de compañías de ese país llevaron a cabo el putch que dio por resultado la separación política de Panamá de la Pequeño Colombia y la fundación de la República. Fue ese, independientemente del hecho de su dependencia neocolonial a EE.UU., un paso realizador de ejercicio del derecho de autodeterminación nacional.

El hecho es que, independientemente de la valorización subjetiva y a posteriorI que tenga tal o cual historiador patrio, advino a la altura del fundante poder político estatal y poder político gubernamental una clase social apenas en formación y al frente de una comunidad territorial e históricamente establecida y con una conciencia nacional apenas en formación.

Grandes Propietarios de tierra -terratenientes ganaderos y ausentistas, casatenientes y agiotistas- y una capa de grandes comerciantes importadores, más cohorte de abogados y litigantes de tierra. En fin, la gente de “bien”, la caracterizada por su parasitismo e improductividad y portadores de relaciones económicas prehistóricas. Hombres de ron y tabaco. Fueron llamados por la historia a convertirse en prohombres y organizadores del nuevo Estado y de la nueva república. De paso, como si ya fuera poco el peso que la providencia hubiera puesto sobre sus hombros, forjar una nación y sentar las bases para la construcción de una conciencia nacional.

Como quién dice la cuadratura del círculo. ¿Cómo forjar una conciencia nacional una clase social sin una nación-base y sin propia vocación nacional? Buscando aprovechar en su beneficio la relación de subordinación a un poder supranacional que le sirva de pivote en su esfuerzo nacional integrador, y en el tomar como base de inversión de capital burocrático-estatal, artificial pues, en ausencia de un mercado interior nacional propio, en un ingenio tecnológico como el Canal como propietario arrendador del suelo in situ. Tal base material, tal clase nacional. Esto es, un desarrollo burocrático-estatal de la nación. El Estado ha de forjar la nación y no un movimiento nacional real, de masas, el que se dotaría de su propio Estado Nacional.

La cosa ha ocurrido, en Panamá, al revés a como ocurren normalmente en la generación y desarrollo de la relación histórico-social Movimiento nacional y Estado Nacional en todo país capitalista a lo largo de la historia de la moderna sociedad industrial.

La nación, como conjunto organizacional objetivo de un conglomerado jerarquizado de clases sociales, conjuga una coexistencia antagónica, por esencia, y una relativa solidaridad interclasista mediante una mentalidad de aceptación-subordinación, en una conciencia nacional frente a un contrario –peligro real o potencial- entrabador de su desarrollo estatal independiente. Esta coexistencia antagónica, entre diversas clases con intereses contradictorios y esa relativa solidaridad interclasista, unidad de base y cúpula, frente a un enemigo nacional-de clase extranjero, han de actuar como reflejo de primera instancias como herramientas formativas de una existencia espiritual, ideológico-cultural, común.

Esta existencia espiritual común, lo que han intentado caracterizar con vocablos como “la panameñidad” y “modo de ser de lo panameño” algunos estudiosos y sociólogos, de marchamo subjetivista histórico, no puede no generar una forma dada de la conciencia nacional. En concreto expresada como dominación ideológica de la clase de la burguesía burocrático-compradora, que es la que directamente se ha beneficiado de los actos de 1903 y de la firma del leonino y colonialista Tratado Hay-Bunau Varilla, la que en aquellos momentos y en los años sucesivos la más avanzada culturalmente y la más activa políticamente. La que, desde ese momento, deviene clase hegemónica en la sociedad panameña e impone su particular interpretación del nacionalismo como la única ideología de poder.

Esta ideología de poder, el nacionalismo burgués, deviene realidad material cohesionadora, y con la culminación del desarrollo político del nuevo Estado ha de  convertirse en ideología nacional-estatal dominante. Así la ideología de poder de la clase capitalista burocrática-compradora, como la clase social de vanguardia, se transforma en ideología del poder de la clase políticamente dirigente.

Así la burguesía, en sus dos grandes fracciones la burocrática y la compradora, posesionada monopólicamente del aparato del Estado nacional-neocolonial, pugna ininterrumpidamente por reproducir sus relaciones de poder y por la defensa de ese monopolio, exclusivista, de dominación política y cultural sobre el resto de las clases subordinadas y reconocentes de su papel dirigente, y, de vocera representativa de la “voluntad de la nación”. Devenida en clase dirigente nacional, usufructuando el poder de la violencia organizada del Estado (policía, Guardia Nacional, burocracia gubernamental y el entramado del orden jurídico) y haciendo recurso del nacionalismo (como ideología política, jurídica, filosófica, moral, cultural y educativa), se convierte de fuerza material real en fuerza espiritual real.

Debería terminar aquí, pero no pude resistir la tentación citar a Carlos Marx. De cómo él ha explicado ese proceso de conversión de las ideas burguesas en fuerza material y, de ahí en fuerza ideal:

Las ideas de la clase dominante son, en toda época, las ideas dominantes; es decir, que la clase que es la potencia material dominante de la sociedad es, al mismo tiempo, su potencia espiritual dominante. La clase que dispone de los medios de la producción material dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios de producción intelectual, de modo que a ella, en general, están sometidas las ideas de quienes carecen de los medios de la producción intelectual. Las ideas dominantes no son sino la expresión ideal de las relaciones materiales dominantes tomadas como  ideas: son, pues, la expresión de las relaciones que precisamente hacen de una clase la clase dominante y, por consiguiente, son las ideas de su dominio.

Los individuos que componen –concluye Marx- la clase dominante poseen, entre otras cosas, también la conciencia y, por tanto, piensan; en cuanto dominan como clase y determinan todo el ámbito de una época histórica, es evidente que lo hacen en toda su extensión, y por consiguiente, entre otras cosas dominan también como pensantes, como productores de ideas que regulan la producción y distribución de las ideas de su tiempo; es, por tanto, evidente que sus ideas son las ideas dominantes de la época”. (Marx y Engels, La ideología alemana).

14 de agosto de 2012