DE LA OBRA AURORA DE LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA INTERNACIONAL, de Stefan Engel
Parte I
3. Mao Tsetung: su estrategia de la revolución de nueva democracia como parte de la revolución internacional
Después de la Revolución de Octubre el proceso de la re- volución internacional se estancó como consecuencia de la contrarrevolución y, posteriormente, debido a la terrible bar- barie del fascismo en Japón y Europa, particularmente en Ale- mania. Recién la demoledora derrota del fascismo y el fortale- cimiento de la Unión Soviética socialista pusieron en movimien- to, con nueva fuerza, al proceso de la revolución internacional. Del socialismo en un solo país surgió el campo socialista. A éste pertenecían, además de la Unión Soviética socialista, las de- mocracias populares antifascistas en Europa Oriental, la RDA, Yugoslavia, las Repúblicas Democráticas de Vietnam y Corea, las Repúblicas Populares de Mongolia y Albania y la Repúbli- ca Popular de China. El centro del reanimado proceso revolu- cionario mundial radicó, primeramente, en los países colonia- les de Asia, donde las guerras de liberación nacional y social, en alianza con la Unión Soviética socialista, sacudieron profundamente el sistema colonial imperialista.
China como foco internacional del ascenso revolucionario
En 1935 la China semicolonial y semifeudal, con cerca de 470 millones de habitantes el país más poblado del mundo, se convirtió en el foco internacional del ascenso revolucionario. Esto se debió a los siguientes factores principales:
1. En China no existía un poder estatal central único; las clases dominantes eran débiles y los imperialistas luchaban principalmente entre sí en el territorio chino. En algunas partes de China triunfó, entre 1911 y 1912, la revolución democrático-burguesa dirigida por el demócrata revolucionario Sun Yat-sen. Fue destronado así el último emperador y destruido en gran parte el antiguo sistema feudal que había durado más de dos mil años. Sin embargo, la dependencia de China de varias potencias imperialistas impidió que se concluyera la revolución democrática; China se mantuvo bajo dependencia semicolonial y colonial.
2. En los 25 años de guerra revolucionaria el Ejército Rojo chino, bajo la dirección del Partido Comunista de China, logró el reconocimiento y el apoyo de las amplias masas de los obreros y campesinos. La guerra revolucionaria prolongada cambió varias veces su contenido y carácter concreto; se realizó con distintos aliados en situaciones políticas internacionales variadas. Se puede dividirla en cuatro períodos estratégicos:
z En la guerra civil revolucionaria de 1924 a 1927, con- tra los caudillos militares que mantenían el poder en varias partes del país como lacayos del imperialismo, el PC de Chi- na luchó junto con la burguesía nacional en el Kuomintang2. En el marco de la cooperación entre los dos partidos también comunistas se integraron al Kuomintang. Juntos libraron una guerra civil democrática revolucionaria de contenido antiimperialista.
z Pero, bajo el nuevo dirigente Chiang Kai-shek, sucesor de Sun Yat-sen quien falleció en 1925, el Kuomintang rompió la alianza de lucha con el PC de China en 1927 e inició una guerra de exterminio anticomunista. Desde ese entonces, los revolucionarios chinos libraron una guerra con carácter antiimperialista, agrario-revolucionario y democrático-burgués. Esta se dirigió contra la clase de los terratenientes y la burguesía compradora que colaboró con los im- perialistas. En el curso de ese período el PC de China logró establecer “zonas rojas”, primero en el Sur de China, e ini- ciar allí la revolución agraria. Pero el Kuomintang atacó esas zonas y, en parte, las destruyó. Con la “Larga Marcha” (1934/1935) hacia el Oeste y el Norte, el PC de China consi- guió, a pesar de grandes pérdidas, mantener su brazo mili- tar y establecer nuevas bases de apoyo.
2. El Kuomintang fue un partido burgués (Partido Popular Nacional Chino), fundado en 1912.
z Cuando en el año 1937 Japón atacó el centro de China par- tiendo de Manchuria, la cual ocupaba desde 1931/32, el PC de China organizó una alianza de todas las clases y capas antijaponesas, incluyendo al Kuomintang. La guerra de resistencia nacional antiimperialista terminó en 1945 con la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial.
z Pero en 1946 Chiang Kai-shek nuevamente inició, respalda- do por el imperialismo de los EE.UU., una campaña contra- rrevolucionaria contra los comunistas fortalecidos atacando militarmente las ciudades liberadas; entonces el PC de Chi- na libró una guerra popular de liberación. Esta terminó con la victoria completa del Ejército Rojo. El 1 de octubre de 1949 fue proclamada la República Popular de China. Chiang Kai-shek huyó a la isla de Taiwán donde fundó un Estado separado bajo el protectorado del imperialismo de los EE.UU.
3. China fue un foco de la rivalidad interimperialista. La hegemonía sobre China era esencial para el control impe- rialista del sureste asiático. Además, las potencias fascistas del Eje, Alemania y Japón, necesitaban estratégicamente el nor- te de China como base militar y zona de despliegue contra la Unión Soviética socialista.
Después de la masacre de Nankín, en diciembre de 1937, donde tropas japonesas asesinaron a unos 300.000 chinos, los EE.UU. decretaron, bajo presión de la opinión mundial, un em- bargo de petróleo y chatarra contra el Japón. Eso le complicó al Japón continuar con su rearme y sus acciones en China y se convirtió en una razón para la guerra contra EE.UU. Todo esto fue un alivio notable para la guerra de resistencia antija- ponesa en China. Más tarde, la resistencia china contra Japón contó también con el apoyo oficial de la coalición anti-Hitler de la Segunda Guerra Mundial, quienes querían debilitar como enemigo de guerra al Japón.
4. La condición más importante para el triunfo de la revolu- ción china fueron los estrechos lazos con la Unión Sovié- tica socialista y la solidaridad del movimiento comunis- ta y obrero internacional en todos los períodos de la revolución: la Unión Soviética apoyó al Kuomintang en la lucha con- tra los caudillos militares y luego contra los ocupantes japo- neses. La Internacional Comunista (Komintern) organizó la so- lidaridad internacional de la clase obrera. La Unión Soviética socialista apoyó de palabra y hecho al frente único para la lu- cha de liberación nacional en China, en contra de los ataques enconados de los trotskistas. En 1927 Stalin dijo al respecto: “¿De qué parten la Internacional Comunista y los Partidos Comunistas en general, al examinar los problemas del movi- miento revolucionario en las colonias y los países dependientes? Su punto de partida consiste en establecer una diferencia estricta entre la revolución en los países imperialistas, en los países que oprimen a otros pueblos, y la revolución en las colonias y los países dependientes, en los países que soportan la opresión imperialista de otros Estados. La revolución en los países imperialistas es una cosa: en ellos, la burguesía es la opresora de otros pueblos; en ellos, la burguesía es contrarrevolucionaria en todas las fases de la revolución; en ellos falta el factor nacional como factor de lucha liberadora. La revolución en las colonias y los países dependientes es otra cosa: en ellos, la opresión imperialista de otros Estados es uno de los factores de la revolución; en ellos, esta opresión no puede por menos de afectar también a la burguesía nacional; en ellos, en una determinada fase y durante un determinado período, la burguesía nacional puede apoyar el movimiento revolucionario de su país contra el imperialismo; en ellos, el factor nacional, como factor de la lucha por la liberación, es un factor de la revolución. No hacer esta distinción, no comprender esta diferencia, iden- tificar la revolución en los países imperialistas con la revolu- ción en las colonias, todo esto significa desviarse de la senda marxista, de la senda leninista, y situarse en el camino de los partidarios de la II Internacional.” (Stalin, Pleno del CC y de la CCC del PC [b] de la URSS, en Obras, tomo X, págs. 11-12).
También Mao Tsetung tomó una posición decidida contra el trotskismo, que luchaba contra la inclusión de la burguesía na- cional en el frente único contra Japón. En 1935 declaró: “Resulta perfectamente evidente que, en la etapa actual, la revolución china sigue siendo, por su naturaleza, una revolución democrático-burguesa, y no es una revolución proletaria socia- lista. Sólo los contrarrevolucionarios trotskistas cometen el disparate de afirmar que ya se ha consumado la revolución democrático-burguesa en China y que cualquier revolución posterior no puede ser sino socialista.” (Sobre la táctica de la lucha con- tra el imperialismo japonés, en Obras Escogidas de Mao Tse- Tung, tomo I, pág. 183).
La Unión Soviética apoyó la guerra de resistencia contra Japón de manera política, diplomática y también militar. Tan sólo de 1937 a 1939 suministró 985 aviones, 82 tanques y 1.317 cañones. Hasta 1940, 3.665 soldados soviéticos lucharon en China, entre otros como pilotos, personal de tierra y de defen- sa aérea. El 8 de agosto de 1945 la Unión Soviética declaró la guerra a Japón e invadió la Manchuria con más de un millón de soldados, acelerando así la victoria de las tropas chinas so- bre el agresor japonés.
Mao Tsetung recalcó la importancia fundamental de la solidaridad internacional y de la Unión Soviética socia- lista para luchar exitosamente por la liberación nacio- nal y social en los países dependientes y oprimidos por el im- perialismo:
“«La victoria es posible incluso sin ayuda internacional». Esta es una idea errónea. En la época en que existe el imperialismo, sin las diversas formas de ayuda de las fuerzas revoluciona- rias internacionales, es imposible que una verdadera revolución popular, en cualquier país que sea, logre la victoria; aun cuan- do se lograra la victoria, no podría consolidarse.” (Sobre la dic- tadura democrática popular, en O. E., tomo IV, págs. 430-431).
Por supuesto que, recíprocamente, la guerra revolucionaria en China no sólo apoyó la defensa de la Unión Soviética socia- lista contra la agresión fascista, sino que también formaba parte de la revolución socialista internacional. Willi Dickhut escribió acerca de esto en 1942: “Para los pueblos oprimidos y colonizados esta guerra gene- ra grandes perspectivas por lograr su libertad; no en los pró- ximos meses pero sí tan pronto como las fuerzas imperialistas estén suficientemente debilitadas. Esta lucha nacional revolu- cionaria está estrechamente vinculada con la lucha del prole- tariado en los países capitalistas para imponer victoriosamen- te la revolución social; y ambas, a su vez, están vinculadas con la gigantesca lucha de la Unión Soviética contra los agresivos países fascistas, lucha que, al fin y al cabo, es la base de la lucha por realizar la revolución mundial.” (Proletarischer Widerstand gegen Faschismus und Krieg, 1. Teil [Resistencia proletaria contra el fascismo y la guerra, Parte I], pág. 362).
5. El proletariado chino contó con un Partido Comunista enraizado en las masas, templado en la lucha y fortalecido ideológico-políticamente. Además, el PC de China tenía en el Ejército Rojo el instrumento político-militar decisivo para la lucha de liberación armada que duró 25 años. La dirección del PC de China logró, mediante intensas luchas por la línea, elaborar y poner en práctica una estrategia y táctica política y militar adecuada en las diferentes condiciones concretas en China.
La revolución de nueva democracia como concretización de la estrategia de la revolución internacional
El triunfo de la revolución en China fue posible porque Mao Tsetung supo continuar desarrollando las doctrinas de Lenin y Stalin, sobre la relación dialéctica entre la lucha de clases proletaria y la lucha por la liberación nacional, formulando así la estrategia y táctica de la revolución de nueva democracia. Mao Tsetung entendió a la revolución de nueva democracia en China como parte de la revolución proletaria internacional, cuyo centro era la Unión Soviética, el bastión del socialismo. La revolución de nueva democracia de China le in- dicó a la gran mayoría de la humanidad el camino socialista de la liberación nacional. Se convirtió en la señal de un nuevo ascenso de las luchas de liberación de los pueblos en los países oprimidos y explotados por el imperialismo, codo a codo con el proletariado internacional.
¿Cómo surgió la estrategia y táctica de la revolución de nue- va democracia?
En la segunda mitad de los años 1920 el PC de China orga- nizó insurrecciones en varias ciudades, todas las cuales fue- ron sofocadas. La insurrección de Cantón en diciembre de 1927, que tuvo lugar con la participación directa de los encargados de la Komintern, fue aplastada sangrientamente después de dos días; unos 5.700 comunistas fueron asesinados. A pesar de todo, la Internacional Comunista defendió decididamente los levantamientos revolucionarios contra los ataques de los trotskistas. Dos meses después de la insurrección de Cantón, el Co- mité Ejecutivo de la Internacional Comunista (CEIC) aprobó, en su 9o pleno, una “Resolución acerca de la cuestión china”, en la cual también abordó los errores autocríticamente:
“La insurrección de Cantón, que constituye una tentativa he- roica del proletariado por organizar el poder soviético en Chi- na y que ha jugado un papel enorme en el desarrollo de la re- volución obrera y campesina, ha puesto al descubierto una va- riedad de errores de dirección: los preparativos insuficientes, tanto entre los obreros y campesinos como en el ejército del ene- migo; el método erróneo al abordar a los miembros obreros de los sindicatos amarillos; la preparación insuficiente de la in- surrección por la misma organización partidaria y la Liga de la Juventud Comunista; la información totalmente insuficien- te de la central del partido chino sobre los sucesos en Cantón; la debilidad de la movilización política de las masas (la falta de amplias huelgas políticas, la falta de soviets elegidos en Cantón como órganos de la insurrección), por lo que los diri- gentes inmediatos tendrán que asumir la responsabilidad que les corresponda ante la Komintern. (Camarada N. y otros) … El CEIC obliga a todas las secciones de la Komintern a luchar contra la difamación divulgada por los socialdemócratas y los trotskistas, de que la revolución china ha sido liquidada. … El CEIC … establece que es una obligación el apoyo con la mayor fuerza posible a la revolución china. Este apoyo es particularmente importante e imprescindible en el actual período, donde el imperialismo intensifica la intervención contrarrevolucionaria.” (Neuntes Plenum des EKKI, Resolutionen und Bes- chlüsse [9o Pleno del CEIC, Resoluciones y acuerdos], febrero de 1928, págs. 204-205; traducción propia del alemán).
Mao Tsetung defendió decididamente a la Revolución de Octubre. Pero, al mismo tiempo, se opuso a copiar la revolución rusa como modelo para China y criticó el traslado dogmático de la estrategia y táctica de la guerra civil en Rusia, de los año 1918 a 1921, a las condiciones de China en los años 1930:
“Otras personas sostienen un punto de vista igualmente erróneo, que también refutamos hace tiempo. Dicen que sólo es ne- cesario estudiar la experiencia de la guerra revolucionaria de Rusia, o dicho más concretamente, que basta sólo con seguir las leyes que rigieron la dirección de la guerra civil de la Unión Soviética y los manuales militares publicados por las institu- ciones militares soviéticas. No se dan cuenta de que esas leyes y manuales reflejan las características particulares de la guerra civil y del Ejército Rojo de la Unión Soviética. Si los copia- mos y aplicamos al pie de la letra, sin hacer ningún cambio, también seremos como quien «se recorta los pies para que le que- pan en los zapatos» y sufriremos derrotas.” (Problemas estra- tégicos de la guerra revolucionaria de China, en O. E., tomo I, pág. 195).
En una lucha ideológico-política, cuyo desenlace decidía sobre la vida o la muerte de la revolución china, Mao Tsetung desarrolló la estrategia militar de “cercar las ciudades desde el campo”, de la “creación de bases de apoyo rojas” y de la “guerra popular prolongada bajo las condiciones de China”.
Comparado con la enorme masa de 500 millones de campesinos, el número de obreros, entonces ascendente a unos tres millones, era muy pequeño. Pero, con el Partido Comunista, Mao Tsetung hizo realidad consecuentemente el papel dirigente de la clase obrera, mientras que la masa de campesinos constituyó la fuerza principal de la revolución.
La estrategia y táctica de la revolución de nueva democra- cia apuntaba hacia una política de frente único, en la cual la unidad y lucha de contrarios entre la clase obrera, el cam- pesinado y la burguesía nacional, se trataban correctamente. En su escrito básico, Sobre la nueva democracia, Mao Tsetung explicó la necesidad de las dos etapas de la revolución china – la democrática y la socialista.
“La primera consiste en transformar esa sociedad colonial, semicolonial y semifeudal en una sociedad democrática inde- pendiente, y la segunda, en hacer avanzar la revolución y cons- truir una sociedad socialista.” (Sobre la nueva democracia, en O. E., tomo II, pág. 356).
La etapa democrática y la etapa socialista forman una uni- dad dialéctica, en la cual cada una de las dos etapas tiene ta- reas particulares y también una estrategia y táctica particular.
Cuando se fundó la República Popular de China, en 1949, la revolución de nueva democracia creó una nueva forma de Es- tado: la nueva democracia. Acerca de esto se dice en el libro El neocolonialismo y los cambios en la lucha por la liberación nacional:
“Políticamente, la nueva democracia o democracia popular representa una forma especial de la dictadura del proletariado. Es la dictadura conjunta de diferentes clases revolucionarias que se dirige, bajo la dirección del proletariado, contra los imperialistas, los grandes terratenientes feudales y la burguesía compradora.
Económicamente, la nueva democracia transfiere a la ad- ministración del Estado los grandes capitales poseídos por los
imperialistas y de los grandes capitalistas sujetos a ellos. La economía estatal adopta un carácter socialista y forma el fac- tor dirigente de la economía nacional. Los bienes raíces y las tierras de los grandes terratenientes feudales son expropiados y repartidos entre los campesinos como su propiedad. Las em- presas pequeñas y medias, en cambio, así como una parte de las empresas más grandes de capital privado y también las ha- ciendas de los grandes campesinos seguirán existiendo por el momento. Es cierto que hay elementos socialistas en el campo pero, en general, aún no existe una agricultura socialista. … De esto se desprende que, primero, la edificación de la nueva democracia es un fin estratégico de la etapa en el camino hacia el socialismo. Segundo, la nueva democracia es una forma de transición estatal revolucionaria. Tercero, la nueva democracia es una forma particular de la dictadura del proletariado.” (Klaus Arnecke/Stefan Engel, El neocolonia- lismo y los cambios en la lucha por la liberación nacional, págs. 44-45).
La revolución china no fue solamente una aplicación creadora de la estrategia y táctica de la revolución proletaria a las condiciones de China; fue también un desarrollo ulterior de la estrategia marxista-leninista de la revolución inter- nacional sobre las condiciones particulares de la lucha por la liberación social y nacional en las colonias y semicolonias de entonces. En este contexto, Mao Tsetung señaló que:
“hay dos tipos de revolución mundial, y el primero pertenece a la categoría burguesa o capitalista. La era de este tipo de revolución mundial … tocó a su fin … con la Revolución de Octubre de 1917 en Rusia. Desde entonces, comenzó el segundo tipo de revolución mundial: la revolución mundial socialista prole- taria. Esta revolución tiene como fuerza principal al pro- letariado de los países capitalistas, y como aliados, a las naciones oprimidas de las colonias y semicolonias. Sean cuales fueren las clases, partidos o individuos de una nación oprimida que se incorporen a la revolución, … basta con que luchen contra el imperialismo para que su revolución sea par- te de la revolución mundial socialista proletaria”. (Sobre la nue- va democracia, en O. E., tomo II, págs. 360-361; el resaltado es del autor).