LA CRISIS GENERAL DEL CAPITALISMO ESTÁ EN LA BASE DE LA CRISIS FINANCIERA ACTUAL
LA MORAL DEL MERCADER
Todo el sistema financiero yanqui ha rodado por el suelo. Desde agosto de 2007, como rosario de cristianos de aldea, se han dado la crisis inmobiliaria, una crisis bursátil luego una crisis financiera de seguido crisis alimentaria, después un tercer shock petrolero y ahora, mediados de 2008, estalla la crisis financiera en máxima intensidad. Pero, a su vez, esa crisis pica y se extiende. Se está magnificando en el ámbito mundial con los efectos desvastadores de un sunami. En medio de las maromas del mercado estadounidense de los pasados meses, la bolsa de valores rusa se hundió y se cerró dos días. En otras partes del mundo, surgieron inquietudes acerca de sí los préstamos en dólares en los mercados mundiales continuarían al nivel requerido para sostener las transacciones cotidianas. Los bancos centrales alemán, japonés, británico, canadiense y suizo respondieron inyectando 185 mil millones de dólares en los mercados financieros.
Toda esa serie de crisis en las diferentes esfera de la actividad económica, coronada ahora por la crisis de las finanzas en el mundo capitalista, hanse convertido en base para su extensión a toda la producción transformativa, la que constituye la razón de ser del sistema productivo actual. Toda la burguesía, pues, está en pánico.
No es para menos. La situación en la que se ha colocado a sí misma la burguesía imperialista, en su loca carrera por el amasamiento de capitales, le ha llevado al borde mismo de la catástrofe. Un "cómic" televisivo, El Coyote y El Correcaminos, podrá ilustrarnos sobre el fondo de lo que sucede en el mundo capitalista de nuestros días. El coyote lo que más ambiciona es tragarse al avechucho. Pero el correcaminos corre tan rápido que, cuando se aproxima al precipicio, se detiene justamente al borde y se desvía. No así el coyote, el cual continúa su loca carrera persecutoria. Quedando en el vacío y, durante algunos segundos, él mueve sus patas vertiginosamente como si nada hubiese ocurrido. Pero, como no avanza, él se da cuenta que algo no marcha bien. El coyote bajo él, ve el vacío y cae en plomada estrepitosamente. Los mercados financieros, como el capitalismo mismo, actúan como el coyote. Cuanto más se esfuerce el coyote en el vacío, nada soluciona. El fascista presidente norteamericano, Bush, actuando en contra de los postulados que él ha sido el primero en propulsar, "libre comercio" y "nada de intervención estatal en la economía", con esa actitud pragmática proverbial gringa ha hecho aprobar la "nacionalización" de empresas en quiebra o al borde de la bancarrota y, con ello, echado en los bolsillos de los grandes tiburones financieros yanquis algo más de un billón de dólares. Sus miras son hacer creer al coyote que se encuentra sobre terreno firme. Puesto que, si no, será el inevitable porrazo. Unas tales medidas no son más que paliativos engañosos y, que esperaba Usted, serán los trabajadores norteamericanos y los pueblos de todo el mundo, en él comprendido los trabajadores panameños, los que deberán pagar los platos rotos.
Con bella cara de concreto es lo que ha sostenido Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial, definiendo dicha crisis como, "una catástrofe que ha sido creada por el hombre". Si, si, culpa del "hombre" en general, abstracto, inexistente en la realidad económica y social. Pero, tan necesario ahora para diluir la responsabilidad directa, colectiva, de los hombres de presa que pululan y han medrado alrededor de la especulación financiera y provocado una tal catástrofe económica: la clase empresarial en su conjunto.
Es la moral reinante en el mundo burgués "uno para todos y todos para mí". Ello se ha hecho más que evidente en esta crisis financiera: cuando las finanzas iban bien, los ricos y superricos monopolistas acumulaban para ellos los beneficios, las rentas y patrimonios; cuando ellas comenzaron a marchar mal, entonces quieren que la gente sencilla cargue los problemas.
La clase obrera y los trabajadores quieren eso no siga siendo así. El pánico de la Oligarquía financiera norteamericana, más que pese por la misma salida melodramática del criminal de guerra George W. Bush, ha provocado olas que amenazan con hundir a todo el sistema capitalista mundial. No simplemente porque la crisis financiera estadounidense se ha extendido hacia las principales economías capitalistas imperialistas, comprendida Rusia y China, ni que porque ella haya tirado al canasto de la basura la ideología y la política neoliberal imperialista, sino en cuanto ha despertado de sopetón la conciencia de millones de personas. En la misma fecha de anuncio de Bush, 25 de septiembre, el Consejo Central de los Trabajadores de Nueva York, por ejemplo, ha convocado una manifestación y movilizado miles de obreros de la construcción, metalúrgicos, peones, trabajadores del gas, profesores, trabajadores municipales, mecánicos y otros sindicalistas. El objetivo de la manifestación fue protestar contra el plan de Bush destinado a sacar de apuros a Wall Street.
En las pancartas de los contestatarios podía leerse: ‘No a los cheques en blanco para Wall Street’ y ‘No nos van a arrebatar nuestras pensiones ganadas con el trabajo duro’. Ellos, con rabia han exigido la declaratoria de una huelga general si el rescate beneficiara a los ricos; exigiendo el dinero se gaste en educación, salud y vivienda. Estado de animo que ha contagiado a altos directivos sindicales. Así, el Presidente nacional de la AFL-CIO, John Sweeney, ha declarado: "’La administración Bush quiere que paguemos la carga que supone la ayuda de Wall Street cuando ni siquiera comienza a solucionar las causas raíces de nuestra crisis... Queremos que los dólares de nuestros impuestos vayan a manos de los millones de trabajadores que viven en Main Street y no que se entregue como limosna a una banda privilegiada de ejecutivos bien pagos". Por su parte, haciéndose eco de los manifestantes, Randi Weingarten, Presidente del Sindicato de Maestros, señalaba "‘Sabemos que la situación económica debe resolverse’. Pero queremos un rescate responsable, no una ayuda oportunista. Y eso significa, como cuando los patrones me hablan sobre la responsabilidad de los profesores en nuestro trabajo, que entonces eso también debería ser responsabilidad de Wall Street’".
EL CAPITALISMO UN SISTEMA ENFERMO
¿Dónde está el origen de la crisis financiera mundial? ¿Se puede remediar? ¿O hay que cambiar de sistema?
200 años de capitalismo nos demuestran que las crisis económicas le son inherentes, es parte de su propia dinámica interna. Son respuestas normales, dentro de la anormalidad misma del sistema con su anarquía de la producción y la lucha de competencia promovida entre capitalistas individuales o colectivos (monopolios) mismos. Ley objetiva y general ésta que, contorneando y sirviendo de base a toda la actividad productiva, al intercambio mercantil y al consumo capitalista, determina el movimiento de la producción social que sustancialmente no puede no marchar en un proceso marcado de ascensos y caídas temporales en una guerra económica encarnizada de todos contra todos, repetitivo hasta causar nausea.
Al respecto, Marx, en su obra Das Kapital, ha escrito que ellas no han sido más que "soluciones momentáneas y enérgicas de contradicciones existentes, de erupciones violentas, destinadas a restablecer durante algún tiempo el equilibrio perturbado." Completando ésta idea, y precisando aquella de que no hay crisis irresolubles para la burguesía, el camarada Lenin ha dicho palabras a no olvidar nunca, "la solución de las contradicciones propias del capitalismo y engendradas por él se ve aplazada provisionalmente como resultado que el capitalismo puede desarrollarse con facilidad en extensión". ( V. I. Lenin, El desarrollo del capitalismo en Rusia). Y más adelante apuntando "... que el capitalismo no puede subsistir y desarrollarse sin una ampliación constante de la esfera de su dominio, sin colonizar nuevos países y enrolar los países no capitalistas en el torbellino de la economía mundial." (Ibidem. Las bastardillas son nuestras, Q. G.) Son las crisis, pues, mecanismos autoreguladores y autogenerados por el sistema mismo, sujetos a los mandatos de leyes objetivas y generales, los cuales se imponen espontánea, naturalmente, violenta y destructivamente, en los cuales nada tienen que ver y hacer la "libre" voluntad de los "libres" empresarios.
La ley económica refleja la existencia de una contradicción en la base material del sistema. Esto los comunistas, siguiendo a Marx que lo ha afirmado desde mediados del siglo XIX, lo han remarcado y la realidad de nuestros días confirmado. Eso, también, lo saben los economistas burgueses, aunque cierren sus ojos a éste hecho objetivo. Por lo que colocados de cara a la presente crisis financiera yanqui y mundial, ellos se esforzarán por buscar soluciones desviacionistas, irrealistas y superficiales. Del tipo de "ella se calmará por sí misma" o habrá que "prohibir un número de operaciones financieras". Su lógica resulta una aporía (sin salida), dado que se mantienen en los límites de las esferas dictaminadas por las mismas grandes corporaciones de las finanzas transnacionales que la han provocado. Para ellos de lo que se trata es que "el capitalismo salvaje es el que ha fracasado". Se equivocan, puesto que, ya se trate de " capitalismo salvaje" o de capitalismo civilizado, es al mismo sistema capitalista en su conjunto el que la crisis ha puesto en causa.
En realidad la base y origen de las crisis económicas, máxime en el actual período imperialista del capitalismo, sigue siendo la contradicción económica medular existente entre el carácter social de la producción y la forma privada de apropiación de lo producido. Contradicción que ya no cabe dentro de las costuras del sistema capitalista actual, y demanda el desequilibrio histórico ocasionado en el desarrollo proporcional de la economía sea superada con un más armonioso, avanzado y racional régimen social. Por cuanto el régimen social capitalista, la prueba está a la vista, es francamente incapaz de restablecer ese equilibrio roto.
Ello porque en el capitalismo prima el interés individual por apropiarse de las máximas ganancias. Esta desesperada y brutal búsqueda de las máximas ganancias les ha llevado a internacionalizar la economía y las relaciones capitalistas de producción, con ello han internacionalizado la causa básica y los efectos de la crisis financiera, en particular, y de las crisis económicas mundiales en general.
LA CRISIS ECONOMICAS COMO PARTE INDISOLUBLE DE LA ECONOMÍA CAPITALISTA
Así es en efecto. Pero, vayamos más despacio y examinemos el asunto con mayor detenimiento. Como todo obrero consciente sabe, o por lo menos debería saberlo ya, estos esfuerzos de los capitalistas industriales - aquí no me vengas con la memada de que no tengo en cuenta la particularidad del capital comercial, del financiero o de los servicios; estos no son hoy ramas económicas independientes del capital industrial, sino que o son ya industrias o se encuentran fusionados con éste, mas aún por lo aparentemente separadas que estén las finanzas del proceso de la producción material, y por elaboradas y de niveles múltiples que estén sus operaciones, están indisolublemente ligadas a él. Ello porque las condiciones subyacentes y la rentabilidad de la producción establecen el marco general para la acumulación de capital - maximizar sus ganancias, y el débil poder de compra de los trabajadores, son causas del carácter caótico de la producción, desembocante en una sobreproducción y, de ahí, en crisis económicas periódicas.
Federico Engels, al respecto, nos dice en su libro La situación de la clase obrera en Inglaterra (1845): "En la presente irregular producción y distribución de los medios de subsistencias, que no es hecha para la inmediata satisfacción de las necesidades, sino sólo para ganar dinero, en el sistema en que cada uno trabaja por propio impulso y se enriquece, debe surgir a cada instante un estancamiento... Al comienzo del desarrollo industrial, estos estancamientos se limitan a una sola rama de la industria y a un mercado aislado; pero, por la acción centralizadoras de la competencia, echa a los trabajadores, que quedan sin ocupación, a una determinada rama del trabajo, a la rama que se aprende más fácilmente, y arroja en los restantes mercados las mercancías que no son vendibles en un mercado, y así, en seguida, acercándose las pequeñas crisis aisladas, poco a poco se unen en una única serie de crisis que vuelven periódicamente. Tales crisis suelen producirse cada cinco años, después de un breve período de florecimiento y de general bienestar." (Ob. cit., p.89. Ediciones Esencia. Argentina)
Más aun el mismo Engels en su obra Principios del comunismo, nos describe como las crisis en la era de la libre concurrencia han de producirse dentro de un período de cinco a siete años. Asimismo nos explica las razones de éste genero de crisis: " La gran industria creó, con la máquina de vapor y otras máquinas, los medios de aumentar la producción industrial rápidamente, a bajo costo y hasta el infinito. Merced a esta facilidad de ampliar la producción, la libre competencia, consecuencia necesaria de esta gran industria, adquirió pronto un carácter extraordinariamente violento; un gran número de capitalistas se lanzó a la industria, en breve plazo se produjo más de lo que se podía consumir. Como consecuencia, no se podían vender las mercancías fabricadas y sobrevino la llamada crisis comercial; las fábricas tuvieron que parar, los fabricantes quebraron y los obreros se quedaron sin pan. Y en todas partes se extendió la mayor miseria. A1 cabo de cierto tiempo se vendieron los productos sobrantes, las fábricas volvieron a funcionar, los salaries subieron y, poco a poco, los negocios marcharon mejor que nunca. Pero no por mucho tiempo, ya que pronto volvieron a producirse demasiadas mercancías y sobrevino una nueva crisis que transcurrió exactamente de la misma manera que la anterior. Así, desde comienzos del presente siglo (Engels se refiere aquí al siglo XIX. N.d.m., Q. G.), en la situación de la industria se han producido continuamente oscilaciones entre períodos de prosperidad y períodos de crisis, y casi regularmente, cada cinco o siete años se ha producido tal crisis, con la particularidad de que cada vez acarreaba las mayores calamidades para los obreros, una agitación revolucionaria general y un peligro colosal para todo el régimen existente."
En la misma obra, prosigue Engels remarcando las consecuencias revolucionarias de dichas crisis económicas y nos esboza la única salida justa de las mismas, " En primer lugar, la de que la gran industria, que en el primer período de su desarrollo creó la libre competencia, la ha rebasado ya; que la competencia y, hablando en términos generales, la producción industrial en manos de unos u otros particulares se ha convertido para ella en una traba a la que debe y ha de romper; que la gran industria, mientras siga sobre la base actual, no puede existir sin conducir cada siete años a un caos general que supone cada vez un peligro para toda la civilización y no sólo sume en la miseria a los proletarios, sine que arruina a muchos burgueses; que, por consiguiente, la gran industria debe destruirse ella misma, lo que es absolutamente imposible, o reconocer que hace imprescindible una organización completamente nueva de la sociedad, en la que la producción industrial no será más dirigida por unos u otros fabricantes en competencia entre sí, sino por toda la sociedad con arreglo a un plan determinado y de conformidad con las necesidades de todos los miembros de la sociedad.
En segundo lugar, que la gran industria y la posibilidad, condicionada por ésta, de ampliar hasta el infinito la producción permiten crear un régimen social en el que se producirán tantos medios de subsistencia que cada miembro de la sociedad estará en condiciones de desarrollar y emplear libremente todas sus fuerzas y facultades; de modo que, precisamente la peculiaridad de la gran industria que en la sociedad moderna engendra toda la miseria y todas las crisis comerciales será en la otra organización social justamente la que ha de acabar con esa miseria y esas fluctuaciones preñadas de tantas desgracias.
Por tanto, está probado claramente:
1) que en la actualidad todos estos males se deben únicamente al régimen social, el cual ya no responde más a las condiciones existentes;
2) que ya existen los medios de supresión definitiva de estas calamidades por vía de la construcción de un nuevo orden social."
Confrontado a éstas periódicas crisis de sobreproducción y caídas de la tasa de ganancia, en contrapunto con la posición de Engels y los marxistas-leninistas, el capital busca solucionarlas temporalmente reduciendo los costos de producción y deshaciéndose de los capitales rivales. Con tal mira, los capitalistas individuales aumentan la producción de mercancías por la vía de un mejoramiento de los medios de producción, y por una explotación más intensa de los trabajadores, de manera de alcanzar una rentabilidad del trabajo más elevada que la de sus competidores. Sobre la ruina de los pequeños capitalistas y de aquellos que se han demostrados no viables, alcanzan así un nivel más elevado de concentración de la producción y de centralización del capital, con ello se abre paso la monopolización del capital. Al mismo tiempo, ese capital monopolista busca extenderse suprimiendo las relaciones de producción pre-capitalistas y transformando toda la sociedad en un gigantesco mercado. Pronto ese mercado nacional deviene muy limitado y estrecho para el capital monopolista, ello por las oportunidades abiertas a la expansión ilimitada de la producción en masas por el progreso científico y tecnológico, que de nacional se convierte en capital internacional, tendiendo a apoderarse del mercado mundial.
En esta loca carrera por alcanzar la mayor masa de plusvalía posible, contra su voluntad, los capitalistas individuales provocan con las innovaciones tecnológicas todo lo contrario, la caída tendencial de la cuota de beneficios. Ello porque siendo el capitalismo, visto desde una perspectiva histórica global, un sistema cerrado y sometido a leyes económicas inexorables, toda alteración en la composición orgánica del capital (acrecentamiento del capital constante en detrimento del capital variable, esto es los salarios) inevitablemente tiene su contrapartida. Como la plusvalía extraída por los capitalistas a los trabajadores en cada ciclo de valorización del capital es aritméticamente igual al producto de la cuota de ganancia por el capital utilizado, es evidente que, aunque la disminución de la cuota de ganancia se combine con un capital acumulado creciente, el resultado de la multiplicación de ambos puede comenzar a disminuir a partir de un determinado momento.
Valga como ejemplo: si la cuota de ganancia es de un 0,03 (es decir, del 3%) y el capital acumulado es de 5.000, la plusvalía extraída es de 0,03 x 5.000 = 150. Cuando el capital acumulado ha llegado a 10.000, si la cuota de ganancia ha descendido a 0,015 (o sea, al 1,50%), la plusvalía extraída es de 0,015 x 10.000 = 150. Es pues evidente que la plusvalía extraída en un ciclo de valorización puede aumentar o disminuir o quedar constante, con relación a la que ha sido extraída en el anterior ciclo de valorización, dependiendo de las variaciones de las dos magnitudes siguientes: 1) la cuota de ganancia y 2) el capital con el que comienza el ciclo de valorización (c.c. + c. v.). Naturalmente el proceso aritmético indicado invierte el proceso real. En el proceso aritmético, se saca la plusvalía de la cuota de ganancia y del capital. En el proceso real, la cuota de ganancia resulta de la relación entre la plusvalía y el capital.
De seguido, con objeto de compensar la tendencia a la caída de la cuota de ganancia ocasionada por la composición orgánica elevada del capital, el capital monopolista intensifica aun más su explotación de las colonias y a sus propios nacionales, esto de un lado. Por el otro, el desarrollo económico y político desigual del capitalismo en los diferentes países provoca el resurgir de las contradicciones entre los países imperialistas y agudiza las rivalidades entre los diversos capitales monopolistas, y el estallido de guerras imperialistas. Este pasaje del capitalismo a un nuevo y más elevado estadio, el imperialismo, y el refuerzo de sus ansias de acapararse para sí las ganancias máximas, inevitablemente intensifica todas las contradicciones y los antagonismos. Provocando a intervalos regulares explosiones sociales mayores como guerras mundiales, crisis económicas mundiales devastadoras, el surgimiento del fascismo y la ruptura desde la derecha de las instituciones democráticas burguesas, como también de las revoluciones socialistas y democráticas de liberación nacional.
LA CRISIS FINANCIERA Y LA PRODUCCION CAPITALISTA
Con ello hemos llegado a lo medular de la pregunta planteada: Se ha provocado el estallido de la crisis financiera dado que han hecho eclosión los desequilibrios preexistentes entre el sistema financiero y la acumulación de capital, o sea, las estructuras y la producción de ganancias que se basan en la explotación del trabajo asalariado.
¿Se puede deducir de lo arriba apuntado qué son las actividades financieras la causa y la fuerza motriz de la crisis que actualmente sacude los fundamentos del sistema capitalista? En absoluto. El inflamiento (o crecimiento rápido, tumultuoso y sin límites) de las actividades financieras a partir de los años setenta es un efecto, una de las manifestaciones de la crisis actual. Sólo que, presentándose como crisis financiera, a hecho de manifiesto la crisis más profunda que dichas actividades financieras han estado disimulando y ocultando a lo largo de muchas décadas.
En las últimas décadas, la expansión capitalista mundial ha girado en torno a una dinámica y una estructura internacionales específicas. Es lo que los revisionistas panameños, ver el Informe central del IX Congreso del partido (revisionista) del pueblo, siguiendo a los ideólogos burgueses imperialistas, llaman "globalización" o problemas atenientes a toda la humanidad ("humanidad", por encima de la "sectarista" división antagónica en clases sociales de la sociedad capitalista) cuya solución demandaría la "colaboración en la solución de los problemas comunes". Pases con las cuales, además de soslayar la lucha de clases y la inevitabilidad de la revolución comunista de los proletarios, ocultan el verdadero significado y la causa real de la actual crisis mundial, el alto grado de financierización alcanzado y el parasitismo en los países capitalistas avanzados: Que es, precisamente, Estados Unidos el epicentro de ese proceso económico, social, político y militar; y la mayor integración al mercado capitalista mundial de los países exportadores del tercer mundo donde el costo de la producción es bajo: Siendo la reesclavización asalariada de los trabajadores de las economías ex-socialistas el centro clave del proceso.
base de ésta mutación política y económica transcendental ocurrida en el sistema mundial organizado, por un lado por la burguesía, hegemonizada por aquella norteamericana, y por el otro lado por el proletariado en poder, y del cual los proletarios soviéticos eran la cabeza, en los ex-primeros países socialistas, resulta ser la traición de los revisionistas kruschevistas, que han liquidado el sistema socialista y restaurado el capitalismo en ellos. Contrarrevolución que ha posibilitado la reunificación relativa del mercado capitalista, imperialista, ulteriormente. Al ser liquidada la URSS y desintegrarse el ex Campo Socialista, por intermedio de la acción subvertidora de los revisionistas desde adentro, se quitó del camino el principal obstáculo geopolítico a la libertad de acción del imperialismo estadounidense. Con lo cual desde el último mandato de Reagan, Bush (senior), Clinton y Bush (hijo), han buscado reforzar el "imperio estadounidense" y abrir camino a su pretensión de un imperio global. Al mismo tiempo, y muy relacionado a eso, se aceleró la internacionalización imperialista.
A éste fenómeno, de la internacionalización de la economía y del entrelazamiento político de las naciones capitalistas y cuasi capitalistas, Usted puede llamarlo sí quiere "mundialización", "globalización" o utilizar cualquier otro termino ocultista de los que abundan en ese cajón de sastre que es la economía política burguesa actual. Pero, suplantar una categoría científica con un término fantasioso, idealista y reaccionario, ya es demasiado en lo que se puede tolerar de los continuadores del revisionismo moderno, sin vomitar.
Este alto estadio alcanzado de la internacionalización de la economía y de las relaciones de producción capitalistas ha tenido enormes consecuencias para la acumulación mundial: ha incrementado la rentabilidad del capital imperialista, acrecentado el radio de acción de aquel financiero y constreñido los salarios.
Cuando hablamos de acumulación capitalista, estamos hablando de la producción competitiva de la plusvalía (la fuente de las ganancias) que se basa en la explotación del trabajo asalariado; y la inversión y la reinversión de las ganancias sobre una base tecnológicamente más productiva en expansión y de la reducción de sus costos (esto es, centralmente, estancando primero y rebajando después los salarios de los obreros del primer mundo a niveles de aquellos de hambre de los obreros del tercer mundo).
Cuando hablamos de financierización, estamos hablando de dos aspectos particulares de la estructura más amplia de la acumulación capitalista en el actual estadio de la internacionalización imperialista: a) la enorme expansión de las actividades y servicios financieros, como organizar y financiar adquisiciones de corporaciones, asegurar las inversiones contra riesgos, crear nuevos instrumentos financieros, etc.; estas son actividades en las que se generan ganancias desviando, centralizando y reinvirtiendo la plusvalía mediante canales financieros y; b) la aparente creciente separación entre las finanzas y la producción.
El imperialismo es la imposición de la dictadura internacional de la oligarquía financiera. Este hecho lo ha señalado Lenin: "Así, el siglo XX marca un viraje por el cual el viejo capitalismo ha dado paso a uno nuevo, donde la dominación del capital financiero substituye a la dominación del capital en general".
Más adelante, Lenin ha de remarcar que, "Lo propio del capitalismo es, por regla general, separar la propiedad del capital de su aplicación en la producción; de separar el capital-dinero del capital industrial o productivo; de separar al rentista, que no vive más que del ingreso que extrae del capital-dinero, del industrial... El imperialismo, o dominación del capital financiero, es un estadio supremo del capitalismo donde esta separación alcanza vastas proporciones. La supremacía del capital financiero sobre todas las otras formas del capital significa la hegemonía del rentista y de la oligarquía financiera; ello significa una situación privilegiada para un pequeño número de Estados financieramente "potentes", con relación a todos los otros."
Desde una perspectiva histórica, el capital-dinero ha sido una expresión nominal de la cantidad de mercancías y de servicios producidos en una dada economía. Empero en el transcurso de las tres últimas décadas del siglo XX, las finanzas se han ido disociando de la producción y asumido un rol autónomo, autocrático, sobre la economía real.
Este capital financiero ha advenido, a lo largo de todo el siglo XX, en capital dirigente durante toda la fase imperialista del capitalismo. Todos los grandes grupos capitalistas son ante todo grupos financieros, no grupos productores de mercancías, ligados a un sector determinado de la producción de mercancías. Ellos se apropian de sus ganancias principalmente mediante las actividades financieras (aunque el valor del que se apropian haya sido creado - por otros - en el ciclo productivo de mercancías).
A partir de 1973, la extensión de la crisis económica mundial se ha caracterizado por una baja de la tasa media de ganancia industrial y por una sobrecapacidad y una sobreproducción a nivel mundial. Ello ha disuadido a los capitalistas de invertir más en la industria. Ellos han preferido colocar su dinero en la especulación, con el objetivo de obtener beneficios financieros inmediatos.
Así han aparecido, o mejor ganado los primeros lugares, una serie de manipuladores financieros con sede en Wall Street como personajes claves de la economía mundial. Los cuales, además de ser impulse de la creación de nuevos instrumentos financieros, ampliadores de la base del sistema de crédito y de una desenfrenada especulación, se han convertido finalmente en la fuente real del colapso financiero y económico actual.
Este proceso de expansión de la sobreestructura financiera, como veremos más abajo, ha sido posible gracias aun continuo aprovisionamientos de dólares norteamericanos sin ninguna relación con la economía real de ese país. No está de más señalar que, entre 1969 y 1977, el número de dólares fuera de USA se ha multiplicado por 4,5 y no ha cesado de aumentar desde entonces.
Esta dictadura internacional del capital financiero, vale decir del dólar, sobre toda la economía real de todos los países, ha destruido por doquier los empleos y al capital productivo. Y en su reemplazo esta red de las finanzas internacionales ha creado toda una cadena de Casa de juegos o casinos donde miles de millares de dólares cambian de mano ha todo lo largo del año. Tal y como una vez habría vaticinado el economista burgués Keynes, el mundo se aproxima a una "economía de casinos".
Este proceso de financierización ha avanzado más en Estados Unidos que en cualquier otra parte, y es un importante factor en la capacidad del imperialismo estadounidense de conservar y expandir su dominio en los mercados financieros internacionales. Pero que también ha convertido al gigante norteamericano en un enfermo purulento, que expande sus males congénitos (el guerrerismo hegemonista, el racismo y el fascismo, el neocolonialismo y el saqueo y depredación de los recursos naturales y energéticos) a todos aquellos países, avanzados o no, que por alguna razón han vinculado sus propias economías nacionales a la dictadura del dólar. Es decir, de Wall Street y Breton Woods.
Es, además, un medio - la complicidad obliga - por la cual todos los países imperialistas centralizan la riqueza y el control efectivo sobre las fuerzas productivas, independientemente de la dispersión geográfica del sistema de producción capitalista.
El imperialismo es un sistema mundial de producción y comercio. La estructura de la producción social —la gran empresa monopolista y por su medio la extracción de una plusvalía generalizada nacional que mundial— está al centro de todo el sistema. Esto es, "independientemente" del productor directo (el obrero colectivo), ya se trate de capital monopolista imperialista o ya de capital monopolista comprador del tercer mundo, el capital financiero valoriza el valor capital ya existente. Con respecto a la producción de la plusvalía, la “financierización” es a la vez parasitaria y funcional. Es parasitaria en el sentido de que le chupa, cual vampiro insaciable, valor a la producción "real".
A la vez, resulta funcional al sistema, facilitando la acumulación de capital dinero en aglomeraciones cada vez mayores de capital y buscando encuentra nuevos canales que generan ganancias en los cuales invertirlo rápidamente… ¡y con la misma rapidez retirarlo! Creando en el proceso un propio circuito cerrado, dentro de la cual desenvuelve la circulación del capital "papel", especulativo se estila decir hoy. Éste capital papel dinero mundial tiene toda clase de incertidumbres y riesgos financieros en el campo de la competencia internacional, a medida que se mueve por diferentes canales o circuitos de producción. Por ejemplo, un día el capital dinero de Panamá salta al mercado mobiliario de República Dominicana, y al día siguiente salta a la producción de energía eléctrica en Centroamérica… y luego vuelve al mercado hipotecario. Te das cuenta, lector, el por qué de la carrera desbocada de los capitalistas, panameños y extranjeros, por apropiarse de cada río de nuestro país y construirse hidroeléctricas particulares.
Pero no sólo, en manos de las potencias imperialistas, estas entradas y salidas del capital especulativo de corto plazo también constituyen un medio perverso para imponer disciplina y reestructurar capitales en los países más débiles y neocolonizados. Ese tipo de “disciplina financiera” se ha impuesto sobre países enteros en el tercer mundo, con la ayuda, instigación y dirección del Fondo Monetario Internacional y la OMC, los cuales domina Estados Unidos.
Todo esto explica en parte, también, por qué la inestabilidad financiera es un aspecto permanente de las formas más internacionalizada y financierizadas del capitalismo.
FINANZAS E INTERNACIONALIZACIÓN DE LA ECONOMIA CAPITALISTA
La financierización y la universalización de la economía y de las relaciones capitalistas de producción son fenómenos económicos estrechamente entrelazados. Lo que permite establecer una conexión entre la agonía de la mano de obra barata y superexplotada de las nuevas zonas industriales del tercer mundo, la febril búsqueda de rendimientos fáciles, rápidos y altos en la cima de la pirámide financiera y el caos del mercado hipotecario en Estados Unidos en que la población ha perdido sus casas.
Ello encuentra su raíz en el hecho de que la acumulación capitalista esta actualmente transnacionalizada. Pero esta economía mundial imperialista es una "unidad diferenciada", no es una economía capitalista mundial homogénea. Ello como resultado de la ley del desarrollo económico y político desigual, que pone inexorablemente una cuña divisoria en las diferentes economías capitalistas nacionales, y los diversos niveles de acumulación del capital exportable. Precisamente esta exportación de capital es la punta de lanza de la búsqueda de ganancias máximas. El capital monopolista se mueve en una lucha de competencia en el ámbito de todo el planeta: por medio de la introducción de tecnologías de punta en ramas internacionalizadas de producción, del movimiento competitivo del capital de un país a otro dentro de la misma rama de producción, del movimiento competitivo transfronterizo del capital de una a otra rama de producción. Esta unidad relativa del capital monopolista internacional explicaría el fenómeno enteramente nuevo, por ejemplo ilustrativo, del por qué cuando la economía norteamericana estornuda, la europea se resfría y aquella del tercer mundo muere de pulmonía.
Tal unidad relativa del mercado mundial capitalista ha dado origen a tendencias hacia normas mundiales de producción y hacía la fijación de valores y precios internacionales de producción promedios, es decir, hacia la "universalización" del trabajo social (valor), hacia el establecimiento del tiempo socialmente necesario de trabajo a escala mundial. Pero estas tendencias no han llegado a materializarse en leyes económicas obligantes. No han llevado a la creación de una formación mundial de capital (en que los mercados nacionales no tengan importantes particularidades) ni a un sistema de valores y precios único (aunque existen complejos procesos mundiales mediante los cuales se determina, arbitraria y dictada por la fortaleza económica y militar de tal o cual bloque imperialista, el valor en el ámbito mundial).
Lo que vemos ahora es un desequilibrio generado en la dinámica particular de crecimiento, caracterizada por la intensificación de la financierización, que ha gestado nuevas contradicciones y nuevas barreras a la acumulación sostenida.
En el caso específico de la financiación del déficit comercial y público del imperialismo estadounidense (o sea, el crédito para la compra de importaciones y la compra de la deuda del Departamento de Hacienda por los inversionistas) depende de la entrada constante y creciente de capital desde el exterior. Pero el debilitamiento del dólar y el surgimiento de otras divisas rivales (como el euro, el yen o el reminbi), amenazan cada vez más a estos mecanismos. En Estados Unidos, el sector financiero padece serias tensiones y es un punto de inflamación de la creciente inestabilidad financiera mundial, si no un colapso que ha provocado una importante depresión económica que se mundializa en olas.
El estado imperialista está interviniendo para impedir mayores daños y para disciplinar y reestructurar el sistema financiero. Primero lo ha hecho la administración estadounidense, luego le han seguido los Estados miembros de la Unión Europea. Proceso de resolución colectiva de la crisis financiera mundial y de los peligros de la recesión económica que le está siguiendo, el cual no ha dejado de darse entre pugnas y zancadillas dados los diversos intereses imperialistas nacionales, hegemónicos, encontrados: Reforma del actual sistema financiero mundial, esto es echar abajo el acuerdo de Breton Woods de 1944 (ataque directo a la hegemonía financiera USA), gobierno mundial de la economía capitalista con facultad de controlar las actividades de las 30 Corporaciones financieras transnacionales más grandes del mundo (como por casualidad, principalmente estadounidenses), con la adición concesionista de que se ponga en "manos del Fondo Monetario Internacional" (dominado por USA). Por su parte, el imperialismo yanqui no se ha tragado el anzuelo. Bush, ha recibido con desagrado la propuesta de sus partners de la otra orilla del Atlántico -Sarkozy, Berlusconi y el inglés Brown-, remarcando que "se respete el libre mercado" y sobretodo "nada de intervención del Estado en la economía" (¡Ahora, sí es valida para los otros la formula sacramental del neoliberalismo yanqui!).
Esa incertidumbre explosiva se está desarrollando en un panorama internacional, nada favorable para la superpotencia USA. La economía capitalista mundial está experimentando grandes cambios. Hace poco el mercado europeo eclipsó en tamaño el mercado estadounidense. La creciente demanda de China de materia prima para alimentar su economía de exportación la ha convertido en un nuevo jugador en la competencia por recursos y el control sobre ellos. La creciente importancia de China como proveedor de capital a Estados Unidos le está dando más palanca. Rusia está surgiendo de nuevo como jugador imperialista mundial, debido en gran parte a sus enormes reservas de energéticos y el aumento del precio del petróleo y el gas.
Al mismo tiempo, y en este momento de crisis financiera, el margen de maniobra del imperialismo estadounidense se halla severamente limitado, tal como su capacidad de estimular la economía con medidas fiscales y monetarias. Estados Unidos jamás ha tenido un déficit de cuenta corriente tan grande y ningún solo país jamás ha tenido un déficit tan grande en comparación con la economía mundial.
Durante el gobierno de Bush, el imperialismo estadounidense ha estado tratando de aprovechar su poderío militar para forjar un nuevo orden mundial. Eso abarca la reestructuración de las relaciones políticas y de producción que le permitirán resolver o mitigar algunos de los problemas y tensiones que tiene, y así imponer su supremacía mundial durante décadas contra rivales actuales o potenciales.
Pero la reciente oleada de militarización le ha impuesto enormes tensiones financieras al imperialismo estadounidense. Ha creado enormes déficits que son imposibles de sostener sin la entrada de capitales a Estados Unidos. La famosa "guerra de los treinta años" de la camarilla bushista ha provocado costos astronómicos que ni los planeadores del gobierno ni las fuerzas armadas yanquis habían anticipado. El empantanamiento que ha tenido el imperialismo estadounidense en Irak y Afganistán son una razón importante de esto.
Los ideólogos, economistas y estrategas burgueses confrontados a los efectos de esta devastadora crisis financiera y económica mundiales sólo atinan, "por el bien del sistema", a encubrir, minimizar y ofuscar lo que realmente está en el trasfondo de la misma.
· Está el surgimiento de un nuevo sistema bancario paralelo a los bancos comerciales tradicionales. Estos son los llamados fondos de protección contra riesgos, compañías de capital riesgo y bancos de inversión. Meten y sacan enormes cantidades de dinero de los mercados financieros para aprovechar cambios pequeños y momentáneos del precio de los bonos, tasas de interés y tipos de cambio de divisas. Piden prestado con el aval de bienes fantasma, muy separados de la producción del valor. Han dirigido el proceso de crear nuevos instrumentos financieros, en que combinan préstamos de varios tipos y niveles de riesgo con bonos y otros instrumentos que pagan interés. Este nuevo sistema bancario funciona en un ambiente menos regulado que los bancos comerciales.
· Está un mundo financiero muy competitivo, en que enormes bloques de capitales buscan ganancias rápidamente a expensas de otros. En esta situación, la especulación, el fraude y el engaño pasan a ser partes de las estrategias de supervivencia.
· Está el surgimiento y consolidación de una capa social de rentistas parasitarios, conformada por una serie de manipuladores financieros, aventureros y especuladores internacionales, que materializan la dictadura mundial de la oligarquía financiera. La cual nos demuestra que el mundo y la economía mundial ya no tienen necesidad de la clase capitalista, dado que la misma ha degenerado en una clase superflua, parasitaria y antieconómica.
Tras esos elementos causales, ha sido el diluvio.
No obstante, la gravedad de los actuales acontecimientos económicos que sacuden los pilares del sistema imperialista aún, hoy, no se ha expresado en un aumento en las tasas de suicidios en las altas esferas de las finanzas y de las Corporaciones monopólicas, como en el krash de 1929, ni que nos encontremos ante la "catástrofe final" del capitalismo. Puesto que para evitar eso, han entrado en juego los mecanismos de una relativa solidaridad interimperialista y la masiva intervención de los diversos Estados nacionales burgueses en una economía maltrecha y bancarroteada; en el camino mandándose al diablo, dando volteretas, a los últimos samurais del neoliberalismo. Pese a esos desesperados intentos de salvamento, se ha reafirmado en toda su dramaticidad el apotegma de Carlos Marx, de 1847, "Las relaciones burguesas de producción y de cambio, las relaciones burguesas de propiedad, toda esta sociedad burguesa moderna, que ha hecho surgir como por encanto, tan potentes medios de producción y de cambio, se asemeja al mago que ya no es capaz de dominar las potencias infernales que ha desencadenado con sus conjuros." (C. Marx y Federico Engels, Manifiesto del partido comunista. O. E., p. 37. Editorial Progreso. Moscú).
¿ES GOBERNABLE LA ECONOMÍA CAPITALISTA MUNDIAL?
El estallido de las crisis financiera y económica, agravada bajo los efectos de la profundización y extensión de la Crisis General del Sistema Capitalista, ha roto despiadadamente los sueños e ilusiones de mucha gente.
Se ha pensado, ciertamente, que tras toda esa series de fenómenos macroeconómicos - tales como la internacionalización de las relaciones capitalistas de producción, la internacionalización de las finanzas, del surgimiento de una nueva división internacional del trabajo, la interdependencia a escala mundial de las economías y por allí en adelante -, el mundo estaba a un tris de verse libre finalmente de esos nefastos "antagonismos que han separado a la humanidad", de conquistar un mundo de "paz y armonía internacional", "que las crisis económicas eran cosa del pasado" y; que "libres de todo clima de desconfianza y pugna por la hegemonía del mundo entre las naciones" se habría abierto para la entera humanidad la perspectiva de un gobierno mundial único. Sueños utópicos y reaccionarios de pequeñoburgueses sentimentales, amamantados de los presupuestos universitarios o de las fundaciones y ONG's.
Domar al imperialismo, control sobre el capitalismo, universalidad de la república democrática (burguesa). Sueño de opio de idealistas y reformistas, cuanto menos embellecer la dictadura internacional de la Oligarquía financiera y cubrir con las propias manos las vergüenzas del Capitalismo Monopolista de Estado. Constatando el hecho de la temporal derrota del internacionalismo Proletario, principalmente en su forma de internacionalización socialista desde el poder, por la traición de los revisionistas kruschevistas, y la retoma de la ofensiva por la internacionalización capitalista por la burguesía imperialista, estos señores una vez "marxistas revolucionarios" y/o "comunistas creadores" se han puesto a escupir sobre su propio tazón de borsh:
Dizque la época del imperialismo y de la revolución proletaria de la que habla Lenin pertenece al pasado; hoy hay que hablar de problemas globales y comunes a toda la humanidad.
Dizque después de todo, Karl Kautsky tenía la razón con su teoría del ultra-imperialismo, en cuanto él desmiente la teoría de Lenin del desarrollo económico y político desigual, en cuanto él a presentado al imperialismo como una fuerza progresiva unida que desmantela las formaciones económicas y políticas precapitalistas, además por que a hecho aparecer del desarrollo industrial por doquier y dado nacimiento a una clase obrera a escala mundial.
Dizque porque ha puesto en primer plano los problemas de quemante actualidad (la crisis energética, la crisis ecológica, la capa de ozono, la superpoblación, el hambre generalizada, etc.) los que han transformado la lucha de clases en combates políticos; por todo lo cual, hay que echar a las ortigas toda la teoría marxista-leninista del Estado y de la lucha de clases, de la revolución y de la dictadura del proletariado.
Dizque las revoluciones de nueva democracia, con hegemonía del proletariado, en los países neocoloniales, que son la mayoría en el planeta, se transformarán inevitablemente en revoluciones nacionalistas-burguesas desde "arriba" hasta tanto no ocurran eventualmente revoluciones socialistas en los países imperialistas.
Tesis que conllevan la alimentación en las masas trabajadoras y de los oprimidos ilusiones de reformar estructuralmente al capitalismo imperialista y a la espera milenarista de un imposible gobierno mundial único, sólo que sobre la base de un imperialismo domado, pacífico y liberador de la humanidad trabajadora sufriente.
Pero, la realidad dice otra cosa. Se constata, es cierto, en el mundo capitalista relativamente unificado de hoy una clara tendencia a la unidad económica y política. Esa tendencia a la internacionalización como queda dicho es relativa, lo absoluto en la clase capitalista es su aspecto nacionalista y ultranacionalista. Su tendencia a concentrar y centralizar las fuerzas productivas y todas las riquezas distribuidas por todo el mundo, capitales y ganancias, para su propia capilla nacional, para su propio Estado nacional imperialista. Internacionalismo y nacionalismo, en cada formación económica y política dominada por su propia burguesía nacional imperialista, están en indisoluble unidad dialéctica. Por razones profundas, sus particulares intereses económicos, la acumulación del capital y el monopolio de la propiedad privada, le es absolutamente imposible el logro de la unificación completa, permanente, del planeta.
Digan y escriban lo que quieran los ideólogos imperialistas, como sus epígonos academicistas pequeñoburgueses, la gobernabilidad única de la economía mundial es absolutamente imposible. El caos y la ausencia de proporcionalidad, la irracionalidad de la producción social capitalista, el absolutismo reinante en la empresa monopólica, la ruptura continua de la unidad del sistema internacional a efecto de la disociación de las relaciones de intercambio mercantiles y de divisas, la explotación y expoliación de las neocolonias por parte de las metrópolis imperiales; la inexorable declinación del neoimperio global norteamericano, el ascenso y rivalidad de las nuevas superpotencias, el reto de potencias imperialistas emergentes (China, India, Pakistán), son características que dibujan la escena mundial actual. Ello, también, desdibuja la pretensión burguesa y pequeño burguesa del reordenamiento y gobernabilidad de la economía capitalista mundial, en la que campean por sus fueros las leyes de la anarquía y competencia en la producción, de la lucha por la hegemonía del mundo por tal o cual potencia imperial, por tal o cual bloque de potencias imperialistas, y de las guerras interimperialistas.
LAS CRISIS ECONOMICAS Y LA CRISIS GENERAL DEL SISTEMA CAPITALISTA
Hoy, la característica principal del actual estadio de la internacionalización del capitalismo es la internacionalización de su crisis como sistema.
En esta entrada del siglo XXI la tal crisis financiera mundial, como la crisis económica que le ha seguido, ponen en evidencia el que se encuentran en indisoluble ligazón con la Crisis General del Sistema Capitalista. Esta Crisis General del Sistema Capitalista (CGSC) no puede ni debe identificarse con fenómenos particulares como las crisis económicas cíclicas que se dan en sociedades capitalistas concretas, nacionales o mundiales, como tampoco con aquellas financieras ya a escala de un país o ya internacionales, ni con cualquier otro tipo de crisis. Ella se da a otro nivel y asume características propias y universales. El camarada Stalin en su obra intitulada Problemas económicos del socialismo en la URSS nos da una brillante y exacta descripción la CGSC, "¿La crisis general del capitalismo mundial es ella únicamente una crisis política o no es ella más que una crisis económica? Ni la una ni la otra. Es una crisis general, es decir total, del sistema capitalista mundial, recubriendo a la vez los dominios económicos y políticos. Y está claro que en la base de esta crisis se encuentra el declino cada vez más marcado del sistema económico del capitalismo mundial, de una parte, y la potencia económica creciente de los países que se han liberado del capitalismo - la URSS, China y las otras democracias populares - de otra parte."
En breve se puede decir, la crisis general del capitalismo no es otra que la crisis permanente y universal del capitalismo en la época del imperialismo y de la revolución proletaria. Con ella, pues, los marxistas-leninistas describen los procesos de desintegración del sistema capitalista mundial dado que ella engloba todos los dominios del orden burgués: economía, política e ideología.
Sobre eso los marxistas leninistas alemanes Stefan Engels y Klaus Arnerke, en su obra El neocolonialismo y los cambios en la lucha por la liberación nacional han remarcado que la CGSC: "Es un estado de descomposición y putrefacción, socavamiento y debilitamiento de las fuerzas económicas, políticas e ideológicas del sistema social capitalista que subsistirá y acompañará al capitalismo hasta su lecho de muerte."
Según Lenin el capitalismo mundial, después de arribar a su etapa imperialista, ha entrado en un período de crisis general. ¿Cómo se explica esta frase del camarada Lenin? Ella encuentra su explicación echando un vistazo histórico económico del capitalismo de inicio del siglo XX. Como ya sabe el lector en el último tercio del siglo XIX, luego de la guerra franco-prusiana y la derrota de la revolución proletaria de la Comuna de París (1871), el capitalismo ha entrado en proceso de arribo a una nueva y superior etapa de su desarrollo: al imperialismo. Con ello se ha dado por terminado el desarrollo "pacífico" del capitalismo de libre concurrencia y el aperturamiento con los inicios del siglo XX de un período de extrema reacción interna y de agresiones y guerras a lo externo. Esto es, a un período signado por el estancamiento económico, la crisis política y militar crónica.
El imperialismo es la guerra. El imperialismo, en estos inicios del siglo XX, ha advenido al mundo chorreando sangre por todos sus poros y marchando sobre millones de cadáveres como resultado de sus guerras por el reparto territorial del mundo, por la conquista de colonias y la salvaje búsqueda de la hegemonía para el país o grupo de países más fuerte(s). Así la guerra hispano-norteamericana (1898-1902), mediante la cual Estados Unidos se ha apoderado de Cuba, Filipinas y Puerto Rico, se ha ganado el triste galardón de ser la primera guerra imperialista; la guerra anglo-bóer (1899-1902) mediante la cual el imperialismo inglés se adueña de Africa del Sur; la guerra ruso-japonesa (1904-05) por el dominio del Pacífico Norte, Manchuria y Corea; la guerra italo-turca, 1911-1912, por el control de la Cirenaica y Tripolitania; las guerras balcánicas (1912-13) las que sin ser una guerra directamente imperialista fue resultado de las intrigas de las potencias imperialistas europeas por apoderarse de los dominios del Imperio feudal turco. La lista puede seguir alargándose, pero evitaré cansar al lector.
El imperialismo es la revolución. Esta llegada del capitalismo al imperialismo ha agudizado todas las contradicciones y antagonismos sociales y políticos contenidas en su seno. Cerrando el período de las revoluciones burguesas y abriendo aquel de las revoluciones democrático-burguesas: la revolución rusa de 1905, la revolución turca (1908), la revolución persa en 1905, la revolución portuguesa (1909); como "los gobiernos europeos, uno tras otro - escribía Lenin en 1900 -, se dedicaron con tanto celo a saquear, o como se usa decir, +arrendar+, las tierras chinas que no en vano se ha suscitado tantas discusiones en torno al reparto de China..." en 1900 ha estallado la insurrección popular de los boxers en China; la revolución mejicana (1910), la revolución china (1911-12).
Acontecimientos políticos y militares de esas primeras décadas del siglo XX, en su gravedad, anuncian que algo terrible se ha estado gestando en las entrañas mismas del sistema. Nada que, simplemente, dentro de éste período de estancamiento de la producción capitalista (1907) ha aparecido el fenómeno todo nuevo de la Crisis General del Capitalismo. Nuestro camarada Lenin, junto a él otros socialdemócratas marxistas revolucionarios, luego de un análisis científico de las condiciones económicas, políticas, militares y revolucionarias de ese momento llegando a la conclusión del peligro de una guerra interimperialista mundial, hace un llamado a los proletarios de todos el mundo a sacar beneficio de la crisis revolucionaria que resultará del estallido de dicha guerra.
Así, comprensión y acción, elaborará junto a Rosa Luxemburgo senda resolución que presentarán en el VII Congreso de la Internacional Socialista, realizada ese mismo año en la ciudad de Stuttgart, y en la cual llama al proletariado a enfrentar la guerra mundial en ciernes con la revolución: "Si aparece una amenaza de guerra, es deber de la clase obrera y de sus representantes parlamentarios del país implicado, sostenido por la actividades de reforzamiento del Buró de la Internacional Socialista, concentrar todos sus esfuerzos a fín de impedir que estalle la guerra, y por todos los medios que ellos juzguen más eficaces y que, naturalmente varían según el nivel alcanzado por la lucha de clases y el peso de la situación política general."
"Si la guerra llega a estallar, es su deber de intervenir en favor de su rápida finalización y poner todo en obra a fín de sacar partido de la crisis económica y política provocada por la guerra para sublevar a los pueblos y por allí alcanzar la liquidación de la clase capitalista dominante."
Aquí Lenin preanuncia la famosa consigna de "transformar la guerra imperialista en guerra civil", la que desarrollará y aplicara cuando finalmente la guerra interimperialista mundial estalle, en 1914. Empero, pese a la clarividente alerta revolucionaria de Lenin, cuando ha estallado finalmente la I Guerra Imperialista Mundial (1914-1918), los grandes partidos obreros socialdemócratas europeos integrantes de la Internacional Socialista o Segunda Internacional, corroídos por el oportunismo de derecha o revisionismo de viejo tipo, han traicionado su deber internacionalista proletario y revolucionario. Esa traición al marxismo y a su deber de hacer la revolución ha sido presentada, entonces como hoy, como crisis del "marxismo", del "socialismo", cuando en realidad se ha tratado de la bancarrota de un socialismo burgués, oportunista, reformista, pacifista, legalista y parlamentarista.
Los cuales, pese haber comprendido y tratado este nuevo estadio imperialista del capitalismo, han sido totalmente incapaces de comprender el significado y las consecuencias revolucionarias a extraer de ese fenómeno económico y político que es la Crisis General del Sistema Capitalista Mundial. Que el capitalismo, en su estadio imperialista, ha entrado en un período de crisis crónica, permanente, cualitativamente diferente a las crisis cíclicas de la era pre-monopolista o de capitalismo concurrencial.
Que la CGSC significa que el capitalismo imperialista ha entrado en un período de explosiones violentas, tales como las guerras mundiales - en las cuales con las destrucciones de fuerzas productivas y devastaciones han dejado tras sí decenas de millones de muertos -, de guerras locales y de sublevaciones populares por todo el mundo como se a visto ha todo lo largo del siglo XX.
Que con el sistema imperialista mundial, a efecto y a causa de esta Crisis General, el capitalismo ha mutado en capitalismo agonizante y, con ello, creado las premisas objetivas y subjetivas al pasaje a una nueva organización económica de la vida social superior y más racional. Objetivamente, la historia económica y política actual ha demostrado, el imperialismo es la antesala de la revolución socialista proletaria, del socialismo en camino al comunismo.
Que bajo las condiciones de la CGSC, y no debemos sorprendernos ello sea así, las pasadas crisis económicas cíclicas, propias de la fase concurrencial del capitalismo, hayan sufrido modificaciones y estallen con una intensidad nueva. ¿Cuáles han sido esas modificaciones? Ellas han sido,
1. Las fases de crisis y de depresión han devenido más largas y necesariamente no son seguidas por aquellas fases de recuperación y auge. Si acaso se dan estas dos últimas, son de corta duración y debidas a estímulos externos como las guerras (guerras mundiales, guerras coloniales, guerras de conquista de las fuentes de energía, guerras "nacionales" por encargo de las potencias en búsqueda de dominio de puntos geoestratégicos, etc.). En tales condiciones, la depresión adquiere una característica de normalidad sistémica, interrumpida por breves momentos de alza y de violentas explosiones sociales y políticas;
2. Otra característica alteradora de la CGSC sobre las anteriores crisis periódicas resulta ser que la desocupación masiva y catastrófica se ha hecho crónica, así como la subutilización estructural de la capacidad productiva industrial y eso a despecho del desarrollo masivo de la potencia de producción;
3. Otra característica "extraña" de la Crisis General del Sistema Capitalista es la caída en plomada de los empleos pese al desarrollo de la producción industrial;
4. Esta CGSC se desarrolla en olas, con fases cada vez más extendidas, profundas y efectos cada vez más devastadores. Dando origen, por eso mismo, a crisis revolucionarias a escala mundial y con ello debilitando al sistema imperialista en su conjunto. La I Guerra Imperialista Mundial a abierto la Primera Fase de la CGSC, a la vez ésta ha dado nacimiento al primer país socialista en el mundo, la URSS, y a una ola de revoluciones socialistas en Europa (por desgracia derrotadas) y a revoluciones democráticas anticoloniales que han comenzado a desmantelar el sistema colonial. La cual se ha extendido a lo largo de un decenio después de la guerra. Luego, a esa fase, le ha seguido una Segunda fase de la CGSC que se ha extendido desde la gran crisis mundial de 1929 a finales de la Segunda Guerra Mundial, el triunfo de las guerras antifascistas de liberación en toda Europa, de aquellas de liberación nacional antiimperialistas en las colonias y semicolonias de Asia; la formación del Campo de países socialistas.
LA CRISIS GENERAL DEL SISTEMA CAPITALISTA Y LA REVOLUCION PROLETARIA
Stalin, desarrollando aquella idea leninista, ha demostrado que luego de la II Guerra Mundial, el capitalismo mundial ha entrado en la III fase de dicha crisis general. Que el mismo ha perdido su estabilidad relativa que gozaba antes de dicha guerra.
Este agravamiento de la CGSC se ha manifestado en los fenómenos siguientes:
w El terrible debilitamiento del imperialismo. Las grandes viejas potencias imperialistas europeas, como resultado de la guerra han resultado postradas, en ruina y la devastación, forzadas a la parálisis total. En esas condiciones el imperialismo norteamericano, el sólo beneficiario de la guerra, convertido en una superpotencia en los hechos impone su hegemonía en el campo capitalista;
w Con el surgimiento del Campo Socialista Mundial y la formación de un mercado socialista se ha desintegrado la unidad del mercado capitalista internacional. Este hecho, dice Stalin, resulta la más importante consecuencia de la guerra. Dado que, el imperialismo ve disminuir drásticamente su esfera de operación y explotación mundial;
w Dado ese debilitamiento general los países imperialistas, sobretodo aquel norteamericano, se ven forzados a depender en grado creciente de la producción de armamentos y de materiales militares. Esto es, basar la recuperación y la absorción de excedentes en una economía de guerra y el desatamiento de guerras de agresión. Como consecuencia de esos imperativos económicos, así como la búsqueda de recuperar los territorios ex-coloniales perdidos, los países imperialistas con a la cabeza el norteamericano provocarán la guerra de Corea, las guerras de Indochina y decenas de guerras regionales e intervenciones armadas en América Latina, Asia y Africa;
w El desfondamiento del antiguo sistema colonial, a causa de las guerras de liberación nacional desatadas por todo el mundo colonial;
w El endurecimiento de las contradicciones y lucha de los países imperialistas por el control del mercado capitalista mundial. Como consecuencia del desarrollo económico y político desigual las potencias imperialistas europeas, tanto las vencedoras como las vencidas en la guerra, desarrollan una política de socavamiento paulatino de la hegemonía estadounidense;
w Otro factor de la agravación de la CGSC y del debilitamiento general del imperialismo, luego de la Segunda Guerra Mundial, lo ha sido el desarrollo y fortalecimiento de las fuerzas democráticas y socialistas en todo el mundo, así como el desarrollo de la conciencia de clase de la clase obrera mundial coadyuvan a sacudir los fundamentos y minan la legitimidad del sistema imperialista.
Como resumen, a este rápido bosquejo de la escena mundial de II postguerra y en la que se ha desenvuelto la Segunda fase de la Crisis del capitalismo mundial, déjenme señalarles que nunca antes el Movimiento Comunista Internacional, bajo la conducción teórica y estratégica del camarada Stalin, ha estado tan cercano de barrer definitivamente de la faz del planeta al imperialismo y al capitalismo.
Alguno podrá señalarme que me dejo llevar por el optimismo revolucionario en mis conclusiones. Aducirá, quizás, si esto es así ¿por qué se ha reconstruido el capitalismo pese a ésta III fase de la CGSC? ¿por qué el sistema imperialista mundial ha gozado por treinta años de un período de desarrollo económico y de prosperidad social? ¿Ello, finalmente, no refuta la teoría de la Crisis General del Sistema Capitalista?
Una ley económica e histórica tiene un carácter necesario, de obligatorio cumplimiento, pero, a la vez posee un carácter tendencial. Como fenómeno histórico está en movimiento irreversible, indetenible e inevitable; como fenómeno económico concreto está sujeto al juego de contratendencias. Por lo que para comprender por la cual una predicción particular no se ha transformado en realidad, se debe examinar las circunstancias concretas en que aparece. El reloj de la historia podrá algunas veces rezagarse, por tal o cual circunstancias concretas, internas o externas, incluso detenerse por un cierto tiempo, pero inevitablemente reanudará su marcha. Dado que, aquí, no se trata de una máquina o de ciegas y espontáneas fuerzas naturales, sino que de hombres que hacen su propia historia.
Y es, precisamente, la acción revolucionaria consciente de los propios hombres, enmarcados dentro de una precisa clase social desempeñante de un rol autoemancipatorio, la que da impulso al progreso en la historia. Es en este sentido como ha de entenderse la lapidaria frase de Marx de que, “las revoluciones son la locomotora de la historia”. En otras palabras, que las revoluciones sociales, al romper radicalmente las anquilosadas relaciones económicas y políticas dominantes hasta entonces, son las fuerzas que impulsan a la humanidad hacia adelante. Las revoluciones burguesas rompieron el ya anacrónico feudalismo, las modernas revoluciones proletarias ya están destrozando al capitalismo.
Carlos Marx en El dieciocho brumario de Luis Bonaparte remarca, "Las revoluciones burguesas, como las del siglo XVIII, avanzan arrolladoramente de éxito en éxito, sus efectos dramáticos se atropellan, los hombres y las cosas parecen iluminados por fuegos de artificio, el éxtasis es el espíritu de cada día; pero estas revoluciones son de corta vida, llegan en seguida a su apogeo y una larga depresión se apodera de la sociedad, antes de haber aprendido a asimilarse serenamente los resultados de su período impetuoso y agresivo. En cambio, las revoluciones proletarias, como las del siglo XIX, se critican constantemente a sí mismas, se interrumpen continuamente en su propia marcha, vuelven sobre lo que parecía terminado, para comenzarlo de nuevo, se burlan concienzuda y cruelmente de las indecisiones, de los lados flojos y de la mezquindad de sus primeros intentos, parece que sólo derriban a su adversario para que éste saque de la tierra nuevas fuerzas y vuelva a levantarse más gigantesco frente a ellas; retroceden constantemente aterradas ante la vaga enormidad de sus propios fines, hasta que crea una situación que no permite volverse atrás y las circunstancias mismas gritan:
Hic Rhodus, hic salta!
¡Aquí está la rosa, baila aquí!"
Efectivamente el Partido Comunista Internacional, aún no infeccionado por el revisionismo moderno y bajo la conducción del camarada Stalin, ha marchado victoriosamente cabalgando y dirigiendo victoriosamente a la clase obrera mundial sobre las Olas de la revolución mundial, a través de las dos fases de la CGSC, y alcanzado grandes conquistas: la reconstrucción económica de la URSS, luego de la victoria sobre la bestia nazi-fascista burguesa, convirtiéndola en una base y fortaleza de la revolución mundial y de la paz; construyendo un grande y poderoso Campo Socialista; forjando la unidad combativa del Movimiento Comunista Internacional, del Movimiento obrero mundial y del Movimiento de Liberación nacional de los pueblos de todo el mundo. Logros que han podido mantener en jaque al imperialismo y al capitalismo. Los que, también, se han traducido en la creación de las premisas de la victoria final.
Pero, en ese estadio crítico de la historia de la humanidad trabajadora una serie de factores han contribuido a frustrar todo eso y ofrecerle al capitalismo un temporal período de estabilización relativa. Como habría dicho Marx emergieron los "lados flojos y mezquinos" de los partidos comunistas en el poder en los primeros países socialistas y de aquellos aún no al poder. Factores que "interrumpieron" la marcha del proceso de la revolución y construcción socialista proletaria.
El triunfo de la contrarrevolución anti-socialista luego de la muerte del camarada Stalin, la restauración del capitalismo en la Unión Soviética y en Europa Oriental, hecho ocurrido a partir del XX Congreso del PCUS en 1956 y no en 1989 como pretenden los revisionistas y anticomunistas del partido del pueblo; la adopción por parte del imperialismo de la política del neocolonialismo en reemplazo del viejo colonialismo y la ayuda de las burguesías compradoras del tercer mundo; la utilización por parte del imperialismo de nuevos métodos para salir de las crisis: la economía de guerra permanente y la masiva militarización; la intervención del Estado en la economía y la transformación del capitalismo monopolista en capitalismo monopolista de Estado; la utilización sistemática de una política de guerra y de guerras locales de agresión, ya unilaterales ya colectivamente, por los países imperialistas; la adopción de la política económica keynesiana o de "bienestar"; el comprometimiento de los países y naciones del tercer mundo por intermedio de los empréstitos y la deuda pública por parte de las potencias imperialistas. Son los recursos o factores que han permitido a la burguesía imperialista entrabar la marcha de la CGSC.
Hoy, después de 50 años de prosperidad económica y de "vacas gordas" del imperialismo, el más largo período de prosperidad en la historia del capitalismo, una vez más vuelve a caer en un estancamiento prolongado. Ello se ha iniciado en 1973, encontrando su punto más álgido y violento con la actual crisis financiera internacional. Todos los factores que han dado nacimiento a la CGSC en la Primera Guerra Imperialista están hoy presentes y actuantes. El reloj de la historia, momentáneamente entrabado, a vuelto a ponerse en movimiento.
La justeza de la conclusión de Lenin y Stalin se ha demostrado en el hecho mismo que después de la victoria de la contrarrevolución anti-socialista en la URSS, China "popular" y demás países otrora de democracias populares, ni de la reconquista de países que escapaban a su control, ni la pretendida revolución tecno-científica, ni la fantasiosa "globalización" han podido liberar al capitalismo imperialista mundial de la crisis que le atenaza. Las actuales condiciones económicas y políticas de todos los países capitalistas, imperialistas o no, testimonian ésta verdad. En la etapa imperialista, como capitalismo agonizante, ningún desarrollo tecnológico, ninguna medida económica, ninguna maniobra política (como aquella realizada por el fascista presidente estadounidense, y seguida por sus tiralevitas de los demás países desarrollados), ni el sueño de opio de la aplicación de una novísima política económica neokeyneseniana por el entrante presidente Obama, podrá sacarlo de su crisis y salvarlo de su ruina inevitable. La sólo solución que se impone es la salida revolucionaria, derrocar al imperialismo y liquidar el capitalismo, abriendo camino a la revolución socialista proletaria para construir el socialismo y el comunismo.
Que ésta CGSC, luego del sinceramiento de la restauración del capitalismo en los países ex-socialistas, ha entrado en una más profunda y extensa IV fase. Esta IV fase de la CGSC no sólo a abierto al mundo la perspectiva real de una nueva carnicería mundial interimperialista, sino que apertura la perspectiva también real de una III Ola de la Revolución Socialista Proletaria Mundial, esto es del aperturamiento de una nueva Situación Revolucionaria general e internacional.
El capitalismo se desfonda ha ojos vista, toca a la clase obrera y a los pueblos del mundo barrerlo cual basura inservible y reemplazarlo por el Socialismo. Con la seguridad que nos da la historia y la experiencia política recién pasada: Así como el capitalismo se ha ido desarrollando, a lo largo de tres siglos, a través de etapas, concurrencial y monopolista, en el transcurrir de períodos de onda larga en la que se suceden momentos de crisis y de estabilidad relativa, también el socialismo se encamina hacia la victoria en todo el mundo a través de períodos opuestos de expansión y repliegue, de vueltas y revueltas.
por: Quibian Gaytan
14 de diciembre de 2008