Mali: EL CUARTELAZO MILITAR EN EL TABLERO DE LUCHA INTERIMPERIALISTA EN ÁFRICA

25.03.2012 21:39

 

por Quibian Gaytan

25-3-12

África, por su inestabilidad y crisis política permanente, conoce una nueva ola de desestabilización y de agudizamiento sus contradicciones políticas, conflictos étnicos y guerras civiles, reaccionarias, teledirigidas por las potencias imperialistas coloniales en búsqueda de recuperar sus respectivas áreas de dominio, perdidas un día, Francia en punta, y el parar la creciente expansión del socialimperialismo chino en ese gran Continente, de paso el servirle de buques de escolta a la superpotencia estadounidense en su deseo de sentar bases allí a su ambicionado imperio global.

La desestabilización y las salidas militares a las crisis políticas hacen parecer al continente africano como una desdichada reedición de América Latina de los 50 a 80. El turno de la serie, luego de Egipto, Túnez, Libia y Sudán le ha tocado a la República de Mali.

Dónde el presidente Amadou Toumani Touré, democráticamente elegido –ya se sabe que entender con esa palabreja de “democráticamente”-, ha sido derrocado de su cargo de Ejecutivo de la República por un vulgar cuartelazo militar. Obviaremos, por el momento, el intríngulis de lo que se ha cocinado tras el movimiento castrense –la lucha de Asawad por su independencia nacional del Estado maliense, de la actividad de la organización terrorista filial de Al Qaeda, de las aspiraciones y las acciones de franceses y estadounidense por establecer respectivas bases militares allí-, centrándonos en el hecho del por qué el presidente Touré ha caído en desgracia a los ojos del presidente de Francia Nicolás Sarkozy.

En la fase final de la guerra de agresión a Libia Francia y sus socios de la OTAN, que se han beneficiado de las tropas auxiliares de Al Qaeda en eso, se ha encontrado con que AQMI, la organización militar local de dicho grupo terrorista, se ha aprovechado del conflicto para fortalecer su poder de fuego (armamento recibido de la mismísima OTAN, esto es Francia y EE.UU,) y acrecer sus acciones punitivas destabilizadoras en la República de Mali. Todo lo cual ha terminado con agravar la crónica crisis política maliense iniciada con la oficialización de la bancarrota del régimen revisionista soviético, la desaparición de la URSsocialimperialista y la desintegración del sistema neocolonial ruso.

Como se recordará Mali ha alcanzado su independencia formal en 1960, de seguido el régimen instaurado se ha embarcado por la senda de la “vía no-capitalista de desarrollo”, esto es la tristemente célebre fórmula del “socialismo africano”, cobertura de su subordinación a la URSS revisionista. En fin, saltó de la sartén del viejo colonialismo francés a la braza ardiente del naciente imperio neocolonial socialimperialista kruscheviano. Atada al carro hegemonista soviético, padeciendo todas las vicisitudes y aventuras políticas y militares en África de éste, por 29 años; encuéntrase, hoy, liquidada la URSS, en un estado indefensión – como lo han estado Etiopía, Libia, Siria, Cuba, Corea del Norte, Viet Nam y otros- ante el revanchismo de la vieja potencia colonial francesa  y de los planes de sujeción y depredación de aquel estadounidense deseoso de hacerse de todo el Continente.

Por lo pronto los militares golpistas malienses reparten promesas de democracia e independencia, mientras las potencias imperialistas, con sonrisas forzadas e hipócritas, hacen declaratorias de buenas intenciones para con aquellos.

Así el condotiero de los golpistas y de la junta militar surgida, el denominado Comité Nacional para el Restablecimiento de la Democracia y la Restauración del Estado, capitán Amadou Haya Sanogo en lo inmediato ha proclamado oficialmente la destitución del gobierno, la suspensión de la Constitución y de todas las instituciones del Estado, establecido el toque de queda y cerrado las fronteras  y el cierre del espacio aéreo. A la vez que, en muestra de sus intenciones “patrióticas y democráticas”, Sanogo ha convocado el apoyo de las fuerzas democráticas del país.

Llamado, éste último, que no ha caído en saco roto. Como siempre y en todas partes del mundo exfilosocialimperialista, los revisionistas no han hecho de oídos tapiados. El partido revisionista Solidaridad Africana por la Democracia y la Independencia (SADI), por boca de su máximo dirigente Dr. Oumar Mariko, ha ofrecido su apoyo a este grupo de militares “progresistas”.

Asimismo, desde el exterior, el renegado del marxismo-leninismo y aún llamado provocadoramente Partido “comunista” de Francia en un lenguaje diplomático ha expresado su apoyo al pueblo maliense y en particular al partido SADI y a las fuerzas progresistas. A la vez que, con fines electoreros, centraba su crítica sobre Sarkozy culpabilizándolo de la situación en Mali y en toda África por su intervención en Libia.

En cuanto a la respuesta de las potencias imperialistas, la verdadera raíz de la crisis africana, comenzando con la Unión Europea (UE), verdadero patrón del defenestrado presidente Toumani Touré, amenazadoramente se dirige a los militares golpistas: si no se “restablece el orden constitucional”, entonces establecerá sanciones contra el nuevo gobierno.

Es decir, según un Comunicado emanado desde Bruselas, los ministros europeos condenando los intentos de hacerse del poder “por la fuerza” en Mali con el dedo condenatorio apuntando exigen poner: “… fin inmediato de la violencia y la liberación de los responsables del Estado (la de su lacayo Toumani y su entorno. N. d. Q. Gaytan), el retorno de un gobierno civil y la celebración como estaba previsto”. ¡La procesión les va por dentro!

¿Y Francia? ¡Ah, le belle France! Esa, la del bestia fascista de Sarkozy. De esa que maneja los hilos con manos apenas invisible y que por boca de su ministro del exterior Alain Juppé en descompuesto rostro por la ira, se ha atrevido a vociferar su exigencia de que los militares malienses convoquen en el plazo más breve posible. No sin tener frases de aliento a su fiel lacayo Toumani, hoy derrocado, por sus grandes medidas tomadas a favor de los intereses franceses en África occidental.

Cuando esta potencia colonial estaba culminando su obra de despedazamiento de Libia, y asesinando al crol. Khaddafy, los voluntarios Tuaregs han recibido una fuerte señal, la que ha marcado el retorno, vía Argelia y Níger, con armamento y todos los pertrechos de guerra a su tierra de origen Azawad, en el norte de Mali, para participar en la lucha por la liberación de su territorio como, además, seguir combatiendo a AQMI (el brazo de Al Qaida en Mali). La que sin duda ha resultado ser una ayuda para Sarkozy, dada la evidente incompetencia de Toumani de sacudirle la presencia y actividad de AQMI en el territorio. Pero, esa decisión ha traído como consecuencia inmediata el agudizamiento de las contradicciones en el país africano, el recrudecimiento de la guerra civil, de hecho el Movimiento de Liberación Nacional de Azawad hace causa común con AQMI,, lo que ha hecho obligante  el intento de  darle salida  de la crisis desde arriba, desde el Estado, por medio del putch militar.

 Por lo que, en general, resulta dable concluir identificándose, con todo lo sesgada que sean, con las palabras del periodista Jean-Marc Soboth: Este golpe es el resultado directo del conflicto en Libia.

Pero, esa no es una explicación plausible sino una opinión subjetiva dictada por la tabla de valores ideológicos del periodista. En esa danza imperialista intervencionista, no podía dejar Obama de estar. El cual prepotentemente ha amenazado “replantear el futuro de la ayuda económica” a Mali, si los golpistas no realizan una inmediata vuelta al “orden constitucional”. Resulta, pues, que la superpotencia imperialista yanqui también condena el golpe de Estado.

De pronto las potencia imperialistas occidentales manifiestan sus preocupaciones por la “constitucionalidad” en Mali, el golpe de estado, el derribe de su agente el presidente Toumani y el papel de la insurgencia tuaregs. Maestros en la guerra psicológica, la distorsión de los hechos reales y ocultamiento de sus particulares objetivos y quién su enemigo principal en el terreno, han soltado los perros de presa de las grandes agencias de desinformación. Ellas han sido encargadas de levantar polvareda y borrar las pistas. Reuters: «Armas y hombres provenientes de Libia fortifican rebelión en Malí».
CNN: «combatientes tuareg de Libia atizan violencia en Malí».
The Scotsman: «Tuareg armados por el coronel Gadafi azotan Malí».
Agence France-Presse: «Francia denuncia asesinatos en ofensiva rebelde en Malí».
Voice of America: «Malí: Francia condena supuestas atrocidades de rebeldes tuareg».

Helas aquí en plena campaña de desinformación. En realidad, lo que ellas ocultan escandalizando alrededor de los recientes sucesos de Mali, la guerra civil y el papel del MLNA en ella, es una movida estratégica de la coalición imperialista occidental con miras de expulsar a China de sus posiciones adquiridas en el continente  africano; a la vez que, consolidar el dominacionismo exclusivo del eje anglosajón, principalmente estadounidense, y de Francia en sus sueños locos de recuperar su otra imperio colonial africano.

En ello, Mali resulta una pieza clave, después de Libia, Sea por su cercanía a Argelia, a Níger, la República Democrática del Congo, Costa de Marfil  y demás países de África Occidental y Central. Todos puestos en las miras de las potencias imperialistas y sujetos a procesos de desestabilización, fomento de rencillas y luchas interétnicas, guerras interestatales y guerras civiles reaccionarias.

Si lo olvidamos, era parte de las lecciones de historia en la Secundaria de los 60, Malí es el tercer productor de oro de África, después de Sudáfrica y Ghana. Posee considerables depósitos de uranio administrados por concesiones francesas en el norte del país, escenario (¡casualidad!) de los actuales combates. Las demandas de los tuareg incluyen la obtención de cierto control sobre las minas de uranio y los ingresos que generan (es decir, el control sobre los recursos de su propia tierra).

Si bien Francia ha tenido en el país una posición hegemone la que, gracias a la política servil de Sarkozy, ha ido viniendo a menos y paulatinamente acrecentándose  aquella militar de EE.UU. Presencia militar que se ha fortalecido, estratégica y tácticamente, gracias al mecanismo de expansión militar gringa de USAAFRICOM.

Según ha revelado la Voz de América, en 2005, el Pentágono ha «establecido un centro temporal de operaciones en una base de la fuerza aérea de Malí cerca de Bamako. La instalación proveerá apoyo logístico y servicios de emergencia a las tropas de EEUU que entrenan fuerzas locales en cinco países de la región». Los mismos serían, según el jefe del Comando Supremo de la OTAN, general de marines James Jones, “Senegal, Ghana Mali y Kenia y otros países africanos”.

Mali también es clave en la “cooperación de Contraterrorismo Trans.Sahara de EE.UU.”, ello desde 2005, la que es un resultado de la “iniciativa Pan Sahel” de 2003-04. En mayo el «Comando Europa de Operaciones Especiales de EEUU» inauguró la Iniciativa de Contraterrorismo Trans-Sahara enviando a 1.000 soldados de fuerzas especiales a África Noroccidental para la «Operación Flintlock» («Operación Fusil a Chispa») a fin de entrenar a las fuerzas armadas de Malí, Argelia, Chad, Mauritania, Níger, Senegal y Túnez, los siete miembros africanos originales de la Iniciativa de Contraterrorismo Trans-Sahara, que en su actual formato también incluye a Burkina Faso, Marruecos y Nigeria, Libia postGaddafy.

Cuando el AFRICOM ha llegado a ser un Comando Combatiente Unificado independiente, 1 de octubre de 2008, actuando como Fuerza de Tarea de Operaciones Especiales Trans-Sahara del Comando de Operaciones  Especiales África se hizo del control de los ejercicios “Flintlock” del Comando Europeo de USA y del Comando Europa de operaciones Especiales de EE:UU.

En 2010 AFRICOM anunció que el Comando África de Operaciones Especial «obtendrá el control sobre la Fuerza de Tareas de Operaciones Especiales Trans-Sahara (JSOTF-TS) y del Comando de Operaciones Especiales y Elemento de Control-Cuerno de África (SOCCE-HOA)”.

Así quedaron tendidas las bases militares y políticas del objetivo estratégico norteamericano para su confrontación con China y el expulsarla de toda África. Unas tales miras han quedado en evidencia ya, cuando la Segunda Guerra del Golfo y más cercano a nosotros con motivo de la guerra también depredadora contra Libia, con la débil oposición china a la agresión a Irak y la malvada “abstención” en el Consejo de la ONU en la votación de la infame Resolución 1974. USA ha aprovechado la agresión contra Irak y Libia forzando a los regímenes  títeres, instalados en los respectivos países, a rescindir los contratos petroleros y de otras áreas económicas. A partir de esas experiencias bandidescas, es deducible lo que se propone y el cómo realizarlo a una escala más vasta, a niveles de todo un continente.

China, luego de la restauración capitalista, ha ensayado un estilo nuevo de expansión imperialista. Conocible como la estrategia de la “talega de yuanes” y una política neocolonial menos desvergonzada y brutal que la política neocolonial de las viejas y carcomidas potencias imperialistas occidentales. Por nueva le ha sido más beneficiosa, ya que ha logrado comprar la soberanía económica de las burguesías compradoras de los países subdesarrollados y de aquellas potencias regionales, siempre deseosas de capital dinero.

¿Queréis dinero? Pues, allí le va dinero. Préstamos, a bajo interés y por tiempo largo, o donaciones “desinteresadas”. Así, por ejemplo, de su propio pecuneo a construido la nueva sede de la Unión Africana a un costo de 200 millones de dólares. Como no han de rechinar los dientes el imperialismo estadounidense y sus socios.

China, si bien no ha necesitado recurrir aún a la política de cañoneras para doblegar la voluntad de pueblos, naciones y Estados, utiliza con los mismos efectos su expansión y penetración económica (exportación de capitales e inversiones en áreas estratégicas de la infraestructura de las economías nacionales). Como decía Lenin, “no se puede separar economía y política, economía imperialista de política imperialista”.

La transformación de China en una superpotencia, se ha basado tanto en la restauración del capitalismo, el abandono de la política exterior de la China Popular de Mao y el aprovechamiento de los mercados de consumo de USA, Australia y la UE. Eso primordialmente, pero sin olvidar copar los mercados de África, América Latina y Asia. Concebidas como fuentes de materias primas, estratégicas o no, y como puntos de recepción de mercancías baratas producto de la producción industrial en masas.

Mientras, de dientes para afuera, Obama proclama dar la bienvenida al ascenso pacífico de China, en la práctica no deja de manifestar  el malestar, el profundo despecho y odio de la burguesía imperialista yanqui hacia ella. Mientras que públicamente sonríe, en la oscuridad de la sala de discusiones de la Casa Blanca y del Pentágono fragua complots para aplastar a su incomodo rival.

Y no es para menos esta aprensión yanqui. Su socia y rival, China, tiene cogida a la economía norteamericana allí donde más duele: el gobierno estadounidense debe a China 1.5 billones de dólares. ¡Una deuda absolutamente impagable!

Si a ello agregamos que China invierte anualmente 5.5 mil millones de dólares en África, cantidad orientada a la fabricación nacional, a las finanzas, industria de la construcción, en la minería; el que ese país, entre 2009 y 2012, ha otorgado créditos en condiciones favorables a África por un valor de 10 billones de dólares; importado desde es continente 1.5 millones de barriles de petróleo por día, y; el que en la última década se han asentado en suelo africano 750,00 ciudadanos chinos

Al tomar en cuenta todo eso, entonces se nos hace claro en comprender el por qué USA provoca el surgir estados  secesionistas, guerras civiles reaccionarias, promover luchas étnicas y tribales, la subversión y la desestabilización, golpes militares y odiosas y sangrientas dictaduras en África. Desestabilizar y militarizar la región, para imponer su propio “orden” imperial y generar un amplio frente reaccionario  para enfrentar a China.

Como están yendo las cosas, además de que resulta evidente la Superpotencia imperialista yanqui ha perdido la carrera de la competencia económica con China, y mediando su incapacidad de promover un eventual acuerdo bipolar (G-2) con ella para repartirse el planeta, sólo le quedaría dada su superioridad  en armas estratégicas el recurso del mal jugador: jugársela al todo o nada.