DE LA OBRA AURORA DE LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA INTERNACIONAL, de Stefan Engel

17.05.2012 09:56

 

Parte I

 

3. Mao  Tsetung: su  estrategia de  la revolución de  nueva democracia como parte de  la revolución internacional

 

Después de la Revolución de Octubre el proceso de  la  re- volución internacional se estancó como consecuencia de la contrarrevolución y, posteriormente, debido  a la terrible bar- barie del fascismo en Japón y Europa, particularmente en Ale- mania. Recién la demoledora derrota del fascismo y el fortale- cimiento de la Unión Soviética socialista pusieron en movimien- to, con nueva fuerza, al proceso de la revolución internacional. Del socialismo en un solo país  surgió el campo  socialista. A éste pertenecían, además de la Unión Soviética socialista, las  de- mocracias populares antifascistas en Europa Oriental, la RDA, Yugoslavia, las Repúblicas Democráticas de Vietnam y Corea, las  Repúblicas Populares de Mongolia y Albania y la Repúbli- ca Popular de China. El centro del reanimado proceso revolu- cionario mundial radicó, primeramente, en los países colonia- les de Asia,  donde  las  guerras de liberación nacional y social, en  alianza con la  Unión Soviética socialista, sacudieron profundamente el sistema colonial imperialista.

 

China como foco internacional del ascenso revolucionario

 

En 1935 la China semicolonial y semifeudal, con cerca  de 470 millones de habitantes el país  más  poblado del mundo, se convirtió en el foco internacional del ascenso revolucionario. Esto se debió  a los siguientes factores principales:

1. En  China no  existía un  poder estatal central único; las  clases dominantes eran débiles y los imperialistas luchaban  principalmente entre sí en el territorio chino.  En algunas partes de China triunfó, entre 1911  y 1912,  la revolución democrático-burguesa dirigida por  el demócrata revolucionario Sun  Yat-sen. Fue  destronado así  el último emperador y destruido en gran parte el antiguo sistema feudal que  había durado  más  de dos mil años. Sin embargo, la dependencia de China  de varias potencias imperialistas impidió que  se concluyera la  revolución democrática; China se mantuvo bajo  dependencia semicolonial y colonial.

 

2. En  los 25 años  de guerra revolucionaria el Ejército  Rojo chino,  bajo la dirección del Partido Comunista de China, logró el reconocimiento y el apoyo de las amplias masas de los obreros  y campesinos. La  guerra revolucionaria prolongada cambió  varias veces  su  contenido y carácter concreto; se realizó con distintos aliados en situaciones políticas internacionales  variadas. Se puede dividirla en  cuatro períodos estratégicos:

 

z En  la guerra civil revolucionaria de  1924  a 1927, con- tra los caudillos militares que mantenían el poder  en varias partes del país  como lacayos del imperialismo, el PC de Chi- na luchó junto con la burguesía nacional en el Kuomintang2. En el marco de la cooperación entre los dos partidos también comunistas se  integraron al  Kuomintang. Juntos libraron una guerra civil democrática revolucionaria de  contenido antiimperialista.

 

z Pero,  bajo  el nuevo  dirigente Chiang Kai-shek, sucesor de Sun  Yat-sen quien falleció  en  1925,  el Kuomintang rompió la alianza de lucha con el PC de China en 1927  e inició una guerra de exterminio anticomunista. Desde  ese entonces, los revolucionarios chinos libraron una guerra con carácter antiimperialista, agrario-revolucionario y democrático-burgués. Esta se dirigió contra la  clase  de los terratenientes y la burguesía compradora que  colaboró con los im- perialistas. En  el curso  de ese período el PC de China logró establecer “zonas  rojas”,  primero en el Sur  de China, e ini- ciar allí la revolución agraria. Pero el Kuomintang atacó esas zonas y,  en  parte, las   destruyó. Con  la  “Larga Marcha” (1934/1935) hacia el Oeste y el Norte, el PC de China consi- guió,  a pesar de grandes pérdidas, mantener su brazo mili- tar y establecer nuevas bases de apoyo.

 

2. El Kuomintang fue un partido burgués (Partido Popular Nacional Chino), fundado en 1912.

 

z Cuando en el año  1937  Japón atacó el centro de China par- tiendo de Manchuria, la cual  ocupaba desde 1931/32, el PC de China organizó una alianza de todas las  clases y capas antijaponesas, incluyendo al Kuomintang. La guerra de resistencia nacional antiimperialista terminó en 1945 con la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial.

 

z Pero  en 1946 Chiang Kai-shek nuevamente inició, respalda- do por el imperialismo de los EE.UU., una campaña contra- rrevolucionaria contra los comunistas fortalecidos atacando militarmente las ciudades liberadas; entonces el PC de Chi- na libró  una guerra popular de  liberación. Esta terminó con la victoria completa del Ejército Rojo. El 1 de octubre de 1949  fue  proclamada la  República Popular de  China. Chiang Kai-shek huyó  a la isla  de Taiwán donde  fundó  un Estado separado bajo  el  protectorado del  imperialismo de los EE.UU.

 

3. China fue  un  foco de  la  rivalidad interimperialista. La hegemonía sobre  China era  esencial para el control impe- rialista del sureste asiático. Además, las potencias fascistas del Eje, Alemania y Japón, necesitaban estratégicamente el nor- te de China como base  militar y zona  de despliegue contra la Unión Soviética socialista.

 

Después de  la  masacre de  Nankín, en  diciembre de  1937, donde  tropas japonesas asesinaron a unos  300.000 chinos, los EE.UU. decretaron, bajo presión de la opinión mundial, un em- bargo  de petróleo y chatarra contra el Japón. Eso le complicó al Japón continuar con su  rearme y sus  acciones en  China y se convirtió en una razón para la guerra contra EE.UU. Todo esto  fue un alivio  notable para la guerra de resistencia antija- ponesa en China. Más tarde, la resistencia china contra Japón contó  también con el apoyo  oficial  de la  coalición anti-Hitler de la Segunda Guerra Mundial, quienes querían debilitar como enemigo de guerra al Japón.

 

4. La condición más  importante para el triunfo de la revolu- ción china fueron los estrechos lazos con la  Unión Sovié- tica socialista y la solidaridad del movimiento comunis- ta  y obrero internacional en todos  los períodos de la revolución: la Unión Soviética apoyó al Kuomintang en la lucha con- tra los caudillos militares y luego  contra los ocupantes japo- neses. La Internacional Comunista (Komintern) organizó la so- lidaridad internacional de la clase  obrera. La Unión Soviética socialista apoyó  de palabra y hecho  al frente único  para la lu- cha  de liberación nacional en China, en contra de los ataques enconados de los trotskistas. En  1927  Stalin dijo al respecto: “¿De qué  parten la Internacional Comunista y los Partidos Comunistas en general, al examinar los problemas del  movi- miento revolucionario en las colonias y los países  dependientes? Su punto de partida consiste en establecer una  diferencia estricta entre  la revolución en los países  imperialistas, en los países  que oprimen a otros  pueblos, y la revolución en las  colonias y los países  dependientes, en los países  que soportan la opresión imperialista  de otros  Estados. La  revolución en los países  imperialistas es una  cosa: en ellos,  la burguesía es la opresora  de otros pueblos;  en ellos,  la burguesía es contrarrevolucionaria en todas las fases  de la revolución; en ellos falta el factor  nacional como factor  de lucha liberadora. La revolución en las colonias y los países  dependientes es otra  cosa: en ellos,  la opresión imperialista de otros  Estados es uno  de los factores  de la revolución; en ellos,  esta  opresión no puede  por menos de afectar también a la burguesía nacional; en ellos, en una  determinada fase  y durante un  determinado  período, la burguesía nacional puede  apoyar el movimiento revolucionario de su país  contra el imperialismo; en ellos, el factor  nacional,  como factor  de la lucha por la liberación, es un  factor  de la revolución. No hacer esta distinción, no comprender esta diferencia, iden- tificar la revolución en los países  imperialistas con la revolu- ción  en las  colonias, todo  esto significa desviarse de la senda marxista, de la senda leninista, y situarse en el camino de los partidarios de la II Internacional.” (Stalin, Pleno  del CC y de la CCC del PC [b] de la URSS, en Obras, tomo X, págs. 11-12).

 

También Mao Tsetung tomó  una posición decidida contra el trotskismo, que luchaba contra la inclusión de la burguesía na- cional  en el frente único  contra Japón. En  1935  declaró: “Resulta perfectamente evidente que, en la etapa  actual, la revolución china sigue siendo, por su naturaleza, una  revolución democrático-burguesa, y no es una  revolución proletaria socia- lista. Sólo los contrarrevolucionarios trotskistas cometen el disparate de afirmar que ya se ha consumado la revolución democrático-burguesa en China y que cualquier revolución posterior no puede  ser sino socialista.” (Sobre  la táctica de la lucha con- tra  el imperialismo japonés, en Obras  Escogidas de Mao  Tse- Tung, tomo I, pág. 183).

 

La  Unión Soviética apoyó  la  guerra de  resistencia contra Japón de manera política, diplomática y también militar. Tan sólo de 1937 a 1939 suministró 985 aviones, 82 tanques y 1.317 cañones. Hasta 1940,  3.665  soldados soviéticos lucharon  en China, entre otros  como pilotos, personal de tierra y de defen- sa aérea. El 8 de agosto de 1945  la Unión Soviética declaró la guerra a Japón e invadió la Manchuria con más  de un  millón de soldados, acelerando así la victoria de las tropas chinas so- bre  el agresor japonés.

 

Mao  Tsetung recalcó la importancia fundamental de  la solidaridad internacional y de la Unión Soviética socia- lista para luchar exitosamente por  la liberación nacio- nal y social en los países dependientes y oprimidos por el im- perialismo:

 

«La victoria es posible  incluso sin ayuda internacional». Esta es una  idea  errónea. En la época en que existe el imperialismo, sin  las  diversas formas de ayuda de las  fuerzas revoluciona- rias internacionales, es imposible que una  verdadera revolución popular, en cualquier país  que sea, logre la victoria; aun  cuan- do se lograra la victoria, no podría consolidarse.” (Sobre la dic- tadura democrática popular, en O. E., tomo IV, págs. 430-431).

 

Por  supuesto que,  recíprocamente, la guerra revolucionaria en China no sólo apoyó la defensa de la Unión Soviética socia- lista contra la agresión fascista, sino que también formaba parte de la revolución socialista internacional. Willi Dickhut escribió acerca de esto  en 1942: “Para los pueblos oprimidos y colonizados esta guerra gene- ra grandes perspectivas por lograr  su  libertad; no en los pró- ximos meses  pero sí tan  pronto  como las fuerzas imperialistas estén  suficientemente debilitadas. Esta lucha nacional revolu- cionaria está  estrechamente vinculada con la lucha del prole- tariado en los países  capitalistas para  imponer victoriosamen- te la revolución social; y ambas, a su vez, están  vinculadas con la gigantesca lucha de la Unión Soviética contra los agresivos países  fascistas, lucha que, al fin y al cabo, es la base de la lucha por realizar la revolución mundial.” (Proletarischer Widerstand gegen Faschismus und Krieg,  1. Teil  [Resistencia proletaria contra el fascismo y la guerra, Parte I], pág. 362).

 

5. El proletariado chino  contó  con un  Partido Comunista enraizado en  las  masas, templado en  la  lucha y fortalecido ideológico-políticamente. Además, el PC de China tenía en el Ejército Rojo el instrumento político-militar decisivo  para la lucha de liberación armada que duró  25 años. La dirección del PC de China logró, mediante intensas luchas por la línea, elaborar y poner en  práctica una estrategia y táctica política y militar adecuada en  las  diferentes  condiciones concretas en China.

 

 

La revolución de  nueva democracia como concretización de  la estrategia de  la revolución internacional

 

El triunfo de la revolución en China fue posible porque Mao Tsetung supo  continuar desarrollando las  doctrinas de Lenin y Stalin, sobre  la  relación dialéctica entre la  lucha de clases proletaria y la lucha por la liberación nacional, formulando así la estrategia y táctica de la revolución de nueva democracia. Mao Tsetung entendió a la revolución de  nueva democracia en China como parte de  la revolución proletaria internacional, cuyo centro era  la Unión Soviética, el bastión del socialismo. La revolución de nueva democracia de China le in- dicó a la gran mayoría de la humanidad el camino socialista de  la liberación nacional. Se convirtió en la señal de un nuevo  ascenso de las luchas de liberación de los pueblos en los países oprimidos y explotados por el imperialismo, codo a codo con el proletariado internacional.

 

¿Cómo surgió la estrategia y táctica de la revolución de nue- va democracia?


 

 

En  la segunda mitad de los años  1920  el PC de China orga- nizó  insurrecciones en  varias ciudades, todas las  cuales fue- ron sofocadas. La insurrección de Cantón en diciembre de 1927, que  tuvo  lugar con la participación directa de los encargados de la Komintern, fue  aplastada sangrientamente después de dos días;  unos  5.700 comunistas fueron asesinados. A pesar de todo,  la Internacional  Comunista defendió decididamente los levantamientos revolucionarios contra los ataques de los trotskistas. Dos meses después de la insurrección de Cantón, el Co- mité Ejecutivo de la Internacional Comunista (CEIC)  aprobó, en  su  9o  pleno,  una “Resolución acerca de la cuestión china”, en la cual  también abordó los errores autocríticamente:

 

“La insurrección de Cantón, que constituye una  tentativa he- roica del proletariado por organizar el poder  soviético en Chi- na y que ha jugado un  papel  enorme en el desarrollo de la re- volución obrera y campesina, ha puesto al descubierto una  va- riedad de errores  de dirección: los preparativos insuficientes, tanto entre los obreros y campesinos como en el ejército del ene- migo; el método erróneo  al abordar a los miembros obreros  de los sindicatos amarillos; la preparación insuficiente de la in- surrección por la misma organización partidaria y la Liga  de la Juventud Comunista; la información totalmente insuficien- te de la central del partido chino  sobre los sucesos  en Cantón; la debilidad de la movilización política de las masas (la falta de amplias huelgas políticas, la  falta de soviets  elegidos  en Cantón como  órganos de la insurrección), por lo que  los diri- gentes  inmediatos tendrán que asumir la responsabilidad que les corresponda ante  la Komintern. (Camarada N.  y otros) … El CEIC  obliga  a todas las secciones  de la Komintern a luchar contra la difamación divulgada por los socialdemócratas y los trotskistas, de que la revolución china ha sido  liquidada. … El  CEIC  … establece  que  es una  obligación el apoyo  con la mayor fuerza posible  a la revolución china. Este  apoyo es particularmente importante e imprescindible en el actual período, donde el imperialismo intensifica la intervención contrarrevolucionaria.” (Neuntes Plenum des EKKI, Resolutionen und Bes- chlüsse [9o  Pleno  del CEIC, Resoluciones y acuerdos], febrero de 1928,  págs. 204-205; traducción propia del alemán).

 

Mao Tsetung defendió decididamente a la Revolución de Octubre. Pero,  al mismo tiempo, se opuso  a copiar la revolución rusa como modelo  para China y criticó  el traslado dogmático de la estrategia y táctica de la guerra civil en Rusia, de los año 1918  a 1921,  a las  condiciones de China en los años  1930:

 

“Otras personas sostienen un punto de vista igualmente erróneo, que también refutamos hace tiempo. Dicen que sólo es ne- cesario  estudiar la experiencia de la guerra revolucionaria de Rusia, o dicho más  concretamente, que basta sólo con seguir  las leyes  que  rigieron la dirección de la guerra civil  de la Unión Soviética y los manuales militares publicados por las institu- ciones  militares soviéticas. No se dan  cuenta de que esas leyes y manuales reflejan las características particulares de la guerra civil  y del Ejército Rojo de la Unión Soviética. Si los copia- mos  y aplicamos al pie de la letra,  sin  hacer  ningún cambio, también seremos como quien «se recorta los pies para que le que- pan  en los zapatos» y sufriremos derrotas.”  (Problemas estra- tégicos de la guerra revolucionaria de China, en O. E., tomo I, pág. 195).

 

En  una lucha ideológico-política, cuyo desenlace decidía sobre  la  vida  o la  muerte de la  revolución china, Mao  Tsetung desarrolló la estrategia militar de “cercar las  ciudades desde el campo”,  de la “creación de bases de apoyo rojas” y de la “guerra popular prolongada bajo las  condiciones de China”.

 

Comparado con la enorme masa de 500 millones de campesinos, el número de obreros, entonces ascendente a unos  tres millones, era  muy  pequeño. Pero,  con el Partido Comunista, Mao  Tsetung hizo  realidad consecuentemente el papel dirigente de la clase obrera, mientras que la masa de campesinos constituyó la fuerza principal de  la revolución.

 

La  estrategia y táctica de la revolución de nueva democra- cia apuntaba hacia una política de  frente único, en la cual la unidad y lucha de contrarios entre la clase  obrera, el cam- pesinado y la burguesía nacional, se trataban correctamente. En su escrito básico, Sobre  la nueva democracia, Mao Tsetung explicó  la necesidad de las dos etapas de la revolución china – la democrática y la socialista.

 

“La primera consiste en transformar esa sociedad colonial, semicolonial y semifeudal en una  sociedad democrática inde- pendiente, y la segunda, en hacer avanzar la revolución y cons- truir una  sociedad socialista.” (Sobre  la nueva democracia, en O. E., tomo II, pág. 356).

 

La  etapa democrática y la etapa socialista forman una uni- dad  dialéctica, en la cual  cada  una de las  dos etapas tiene ta- reas particulares y también una estrategia y táctica particular.

 

Cuando se fundó  la República Popular de China, en 1949,  la revolución de nueva democracia creó una nueva forma de Es- tado:  la nueva democracia. Acerca  de esto  se dice en el libro El neocolonialismo y los cambios en la lucha por la liberación nacional:

 

Políticamente, la nueva democracia o democracia popular representa una  forma especial  de la dictadura del proletariado. Es la dictadura conjunta de diferentes clases  revolucionarias que se dirige, bajo la dirección del proletariado, contra los imperialistas, los grandes terratenientes feudales y la burguesía compradora.

 

Económicamente, la nueva democracia transfiere a la ad- ministración del Estado los grandes capitales poseídos por los


imperialistas y de los grandes capitalistas sujetos a ellos.  La economía estatal adopta un  carácter socialista y forma el fac- tor dirigente de la economía nacional. Los  bienes  raíces  y las tierras de los grandes terratenientes feudales son expropiados y repartidos entre  los campesinos como su propiedad. Las  em- presas pequeñas y medias, en cambio, así  como  una  parte  de las empresas más  grandes de capital privado y también las ha- ciendas de los grandes campesinos seguirán existiendo por el momento. Es cierto  que hay  elementos socialistas en el campo pero,  en general, aún  no existe  una  agricultura socialista. … De esto se desprende que, primero, la edificación de la nueva democracia es un  fin  estratégico de  la etapa en el camino hacia el socialismo. Segundo, la nueva democracia es una  forma de  transición estatal revolucionaria. Tercero, la nueva democracia es una  forma particular de  la dictadura del proletariado.” (Klaus Arnecke/Stefan Engel, El  neocolonia- lismo y  los  cambios en  la  lucha por  la  liberación nacional, págs. 44-45).

 

La revolución china no fue solamente una aplicación creadora de la estrategia y táctica de la revolución proletaria a las condiciones de China; fue también un desarrollo ulterior de la estrategia marxista-leninista de  la  revolución inter- nacional sobre  las condiciones particulares de la lucha por la liberación social  y nacional en  las  colonias y semicolonias de entonces. En  este  contexto, Mao Tsetung señaló que:

 

“hay dos tipos  de revolución mundial, y el primero pertenece a la categoría burguesa o capitalista. La era de este tipo de revolución mundial … tocó a su fin  … con la Revolución de Octubre  de 1917 en Rusia. Desde entonces, comenzó el segundo tipo de revolución mundial: la revolución mundial socialista prole- taria. Esta revolución tiene como fuerza principal al pro- letariado de los  países capitalistas, y como aliados, a las naciones oprimidas de las colonias y semicolonias. Sean cuales  fueren las  clases,  partidos o individuos de una  nación oprimida que  se incorporen a la revolución, … basta con que luchen contra el imperialismo para  que su revolución sea par- te de la revolución mundial socialista proletaria”. (Sobre la nue- va democracia, en O. E., tomo II, págs. 360-361; el resaltado es del autor).