FRENTE, CLASE Y PARTIDO

17.04.2012 01:37

 

por: Quibian Gaytan

 

 “El Frente Único del trabajo es necesario para asegurar el pan, la vida, las libertades y el futuro del pueblo trabajador. El Frente Único es necesario para que las masas  trabajadoras, toda la intelectualidad laboriosa y todos los elementos no capitalistas se preserven de la explotación, del saqueo y la opresión de la minoría capitalista, para hacer fracasar su proyectada dictadura militar o fascista y crear su propio verdadero poder popular”.

Jorge Dimitrov, El Frente único de los trabajadores

 

 

1- La  urgencia de la Alianza Obrera-Popular.

 

Aún, aquí, deberemos recorrer un prolongado camino, lleno de zigzag y dificultades diversas, para llegar a la guerra civil por el socialismo. Eventualmente, habrán de pasar varias decenas de años hasta tanto hayan madurado las condiciones subjetivas y objetivas para la realización victoriosa de la revolución socialista en Panamá. Durante ese largo período histórico los comunistas deberemos, según las diversas etapas ininterrumpidas por la que pase la lucha, reagrupar cada vez mayores fuerzas revolucionarias.

 

   Para el presente, partir del hecho objetivo de que nos encontramos en un período de defensiva política estratégica frente a la reaccionaria ofensiva general y concéntrica de la gran burguesía burocrática-compradora y de los grandes terratenientes semifeudales contra la clase obrera y amplias masas trabajadoras del campo y las ciudades, mirante a imponer su dictadura neofascista como garante de consolidación del capitalismo burocrático; de frente al feroz ataque del imperialismo yanqui con miras de reocupación militar del Istmo de Panamá  y convertirnos definitivamente en colonia suya; dicha Súperpotencia, en un estadio agonizante, por defender y expandir su hegemonía global ha desatado una general guerra contrarrevolucionaria preventiva contra los pueblos, naciones y países de todo el mundo en rebelión.


Nuestra Organización ve y lo ha señalado reiterativamente que, para detener la ofensiva neofascista y las miras del imperialismo yanqui, es urgente asumir la tarea política de construcción de un amplio FRENTE UNIDO DE LOS TRABAJADORES desde la base. El cual organice y unifique, teniendo como centro fundamental a los Sindicatos, y apoyado en la alianza obrera-campesina, a todas las fuerzas políticas revolucionarias, democráticas y patrióticas del pueblo contra sus feroces enemigos, la gran burguesía y el imperialismo. Este Frente Unido lo hemos concebido como una herramienta estratégica, como medio de despalancamiento del sistema de poder oligárquico, dictadura de los sectores más retrógrados y anti-nacionales.

 

2- La base política del frente unido según nuestro Partido

                                                                                                                     Constatando las cuatros contradicciones fundamentales que están a la base de la sociedad semi-feudal y neo-colonial panameña - la contradicción entre la clase obrera y la clase capitalista; la contradicción entre la nación y el imperialismo, principal y concretamente aquel yanqui; la contradicción entre el campesinado y la clase terrateniente feudal; la contradicción entre el pueblo trabajador y la Gran Burguesía Compradora -, nuestro Partido señala que el camino revolucionario tiene dos etapas claramente diferenciadas e ininterrumpidas, aquella de la nueva democracia popular y aquella socialista .

 

Individualizando la contradicción principal, para la presente etapa, podemos remarcar que la Gran Burguesía y su sistema de poder atacan con fuerza a las clases  trabajadoras, y el imperialismo yanqui acrecentando su acción depredadora  en Panamá y todo el mundo, entraban una real convivencia democrática en este país.

 

En esa situación, aquí en Panamá, propagamos la urgencia de un Frente Unido por la libertad política completa, por la libertad nacional para la patria y de libertad social para todos los explotados y oprimidos. Es un Frente Unido dirigido contra la gran burguesía semi-feudal, su sistema de poder oligárquico y contra el imperialismo. Por ende, la urgencia de unificar los diferentes frentes de lucha de las masas en un sólo movimiento popular revolucionario para la conquista de la democracia.

 

Nosotros proclamamos la urgencia de unir y trabajar por un amplio Frente de Liberación Popular, como expresión concreta orgánica de ese mismo Frente unido de trabajadores, que agrupe a todas las fuerzas políticas revolucionarias y democráticas desde la base, como tarea estratégica para conquistar una República Democrática.

 

3.- Apoyarse en la clase de vanguardia para despalancar al sistema opresor

                                                                                                                                                Todo partido revolucionario, y ello marca su existencia, conducta y acción política, debe insoslayablemente identificar a la clase portadora de la transformación política y social, y que ha de apoyar su línea política en ejecución.  La clase que por su inserción y papel en el centro neurálgico del proceso productivo vigente resulta la clase portadora de la transformación histórica, del paso de la vieja sociedad, capitalista, a la nueva sociedad socialista.  Y  esa clase resulta ser, precisamente, la clase proletaria. Eso lo ha afirmado el marxismo-leninismo, y poco más de dos siglos de lucha obrera, de revolución y construcción socialista, confirmado.

 

Precisamente,  la corriente de pensamiento predominante entre la burguesía hoy es aquella de la negación de la existencia de las clases, en general, y de la clase proletaria en particular.   A los que habría que contestarles: Mientras exista la propiedad privada existirán las clases sociales, las contradicciones de clase y la lucha de clases. La teoría de las clases sociales no la inventamos nosotros, los marxistas leninistas,  sino que la burguesía misma cuando era una clase revolucionaria y no temía ver de frente la realidad social. Cuando en nombre del pueblo (burgués), de la libertad (burguesa), de la igualdad  (burguesa) y la fraternidad  (burguesa),  mandó  a la guillotina a la clase de la nobleza feudal.

 

   Desde Marx a hoy, los marxistas-leninistas, afirmamos y reafirmamos: "1)  que  la existencia de  las clases sólo va unida a determinada fase  histórica de desarrollo de la producción; 2) que la lucha de clases conduce, necesariamente, a la dictadura del proletariado; 3) que esta misma dictadura no es de por sí  más que el tránsito hacia la abolición de todas las clases y hacia una sociedad sin clases...".

 

 En éste país, en ésta sociedad, existe las clases sociales y la lucha de clases. Aquí está la burguesía (grande, mediana y pequeña), la clase terrateniente, los campesinos en todas sus gradaciones,  los semiproletarios, los proletarios, el subproletariado.

 

¿Por qué la burguesía niega la existencia de las clases? Porque el estudio de las clases revela inmediatamente la opresión que  ella ejerce sobre el proletariado y, si se lleva científicamente hasta sus resultados consecuentes, declara ineluctable el fin de esta opresión.

  

 Estas enseñanzas revisten una importancia particular porque nos permite dar el salto de cualidad de una visión "neutral", dónde cada clase recibiría él legitimo fruto derivado de la propia función al interno de la sociedad, a una visión marxista-leninista, proletaria, rupturista, que denuncia el robo del trabajo producto de la expoliación de las clases trabajadoras por las clases propietarias. En fin, porque ponen las bases para toda la teoría marxista-leninista, hoy maoísta,  del Estado, de la política y de la revolución, porque implican la existencia de unas clases dominantes y de unas clases dominadas.

 

   La cuestión de la lucha clases es de máxima importancia. La lucha de clase deberá ser la única profesión de todo comunista (marxista-leninista), por cuanto las clases son el terreno y objeto de nuestra actividad. Se debe conocer la clase a la que dedica su actividad consciente. El proletariado industrial resulta ser la clase más avanzada, más progresista y más revolucionaria de la historia. 

 

   Como se puede  apreciar la ley  de la lucha de clases tiene carácter objetivo y quiénes la nieguen caerán de bruce ante  la realidad social concreta.

 

   Empero, una otra de las teorías sociológicas burguesas actuales, en ello seguida por los revisionistas y reformistas, es la de la negación de la existencia de la clase proletaria y/o de su inexorable desaparición. Su argumento: que la clase proletaria empequeñece y los empleados y técnicos se acrecienta. La idea subyacente es que ya, supuestamente, el capitalismo no tiene necesidad de la clase obrera para valorizar capital. Por ende, ella ha perdido su centralidad en beneficio del tercereado. ¿Quiénes conformarían este sector terciario, suplantador del proletariado como portador de las  nuevas relaciones sociales de producción? Según estos teóricos lo conformarían los empleados del comercio, de los servicios, de las finanzas, comunicación, educación y todos los demás que interactúan en las esferas de la circulación, y, no en la producción directa de bienes materiales.

 

   Hay, indudablemente, diferencias entra una y otra. No obstante, es sociológicamente indemostrable eso de la separación absoluta entre “trabajadores de cuello azul” y “trabajadores de cuello blanco”, entre proletarios y empleados. Para nosotros maoístas, representantes de aquella tercera y superior etapa del pensamiento marxista, no existe una Muralla china entre unos y otros .

 

   Constatando, y no aceptando, la división establecida por la economía burguesa según las diversas  ramas de la actividad económica en la sociedad capitalista, nosotros ponemos énfasis en lo que tienen en común: el tener como base real las relaciones capitalistas de explotación. Esto es, la relación social económica establecida entre trabajo asalariado y capital.  Que lo que esencialmente los identifica y los une es: la conversación de la fuerzas de trabajo de una parte de la población en mercancía, y que como tal posee un valor de uso y un valor de cambio. Esto es, que como mercancías tanto el obrero como el empleado se venden y son comprados, con miras a generar un excedente apropiable por el capitalista (industrial o comercial).  Y ese valor de cambio expresado en dinero, salario o sueldo, es el precio en dicha compra-venta. Cualesquiera que sea el caso, la fuerza de trabajo asalariada, ya productora de mercancías o dadora de servicios, resulta ser la relación fundamental en el sistema capitalista. La esencia misma del sistema social de explotación y esclavización asalariada vigente. 

 

   De ahí la centralidad de la clase obrera, como sujeto histórico de la transformación social; como portadora de las nuevas y superiores relaciones comunistas de producción y de reproducción de la vida social de la humanidad emancipada, se mantiene inalterada. Sólo la clase proletaria con su lucha, y  ninguna otra clase social,  tiene asignada la misión histórica de emanciparse a sí misma y a toda la humanidad trabajadora. Esto independientemente de su entidad numérica, de que sólo sea una minoría social en el mar de las vastas masas trabajadoras no-asalariadas que la rodean.

 

    Esto, además, nos lo ha enseñado Mao "Toda la historia de la revolución demuestra que, sin la dirección de la clase obrera, la revolución fracasa, mientras que con la dirección de la clase obrera, ella triunfa".

 
   Ello ha sido demostrado por las dos grandes revoluciones socialistas de la historia, la rusa y la china; así una clase obrera aunque pequeña en número puede conquistar el poder, y comprometerse en la edificación del socialismo, siempre y cuando aliándose con las masas campesinas y sectores urbanos no-proletarios.


Y eso, porque "en la época del imperialismo ninguna otra clase en ningún país puede llevar  una verdadera revolución a la victoria". Lo que, a su vez, significa que en la época del imperialismo menos una revolución democrática o antifeudal o de liberación nacional, pueda ser conducida a la victoria final por clases diferentes a la del proletariado.

 

    Ello desvanece totalmente las torcidas elucubraciones de la intelectualidad burguesa de “izquierda” respecto al “papel de apoyo estratégico revolucionario” ha desempeñar por la clase proletaria. Dado que, sostienen, en nuestro país, predominando una “economía de servicio”, la clase obrera resulta insignificante y sin conciencia de las tareas que le incumben.

  

   Veamos, pues, que hay de cierto en eso. Como es sabido, la población total del país era de 2, 839,177 según datos proporcionados por la Contraloría de la República, para el año 2000. Según dichas fuentes, la población económicamente activa era 1, 814,927 (63.32%) y la población económicamente no activa de 728,229 (25.04%).  Asimismo, se señalaba que la población ocupada totalizaba 942,024 (51.9%), mientras que la parte de aquella desocupada era de 144,574 (7.97%).  

 

   La variación de dicha población económicamente en el lapso de 37 años fue: de 631,627 (1963) a 1,814,827 (2000).  Es decir, había conocido una triplicación (2.77%).  Y aquella ocupada pasó, en esos mismos años, de 345,373 a 942,024 (se ha triplicado) y la económicamente activa desocupada pasó de 21,395 a 144,574 (esto es que ¡se ha sextuplicado!).

 

   Seguidamente, desglosando a la población económicamente activa en su componente ocupacional (asalariados, solamente) tenemos,

 

(a) Empleados de oficina y afines …………100, 393  (5.53%)

(b) Vendedores y afines …………………….. 109,580   (6.03%)

(c)  Conductores de transporte y afines …………………………….   57,813  (3.18%)

(ch) Artesanos, operarios, manufactureros,

constructores, carpinteros, mecánicos y afines ……140,524  (7.71%)

(d)  Obreros y jornaleros…………………….   28, 445 (1.56%)

(e)  Trabajadores de servicios personales y afines………………… 155,348  (8,55%)

 

   Finalmente, tendremos que los obreros dedicado a la producción material totalizarían alrededor de 336,362 (18.53). Ahora bien, tomando en cuenta que en los datos brindados por la Contraloría se ha hecho “desaparecer” en dicho rubro la cuantía de los obreros del Canal, de la Zona Libre, de las empresas productivas del Estado privatizadas (convertidas en filiales de los Súpermonopolios internacionales), como aquellos precarios que laboran absolutamente al margen de la legislación laboral burguesa en talleres de mantenimiento y servicios subordinados a la industria automovilística internacionales sólo quedaría señalarle a esos señores: La clase obrera panameña no está en vías de extinción, al contrario  sigue desarrollándose socialmente.

 

   En cuanto a eso de que la clase obrera panameña no tenga una conciencia de clase socialista todavía es culpa, centralmente, de los dirigentes falsos comunistas del Partido del Pueblo, quiénes en vez de difundir el marxismo-leninismo se han dedicado a ocultarlo, tergiversarlo y vaciarlo de su esencia revolucionaria, con miras de llevarla a la conciliación con el sistema explotador y apuntalar cuanto pueda  a la dictadura burguesa. Renegando de hecho a los principios, fingiendo aceptarlo de palabra; abandonando y traicionando a la clase. Por ello, en la política cuando un partido reclamado "comunista" degenera y deviene un partido burgués antirrevolucionario, entonces toca a los auténticos comunistas asumir esa doble tarea:  Construir el Partido Comunista (marxista-leninista) y llevar la ideología socialista al seno de la clase obrera. Eso hacemos. 

 

 4.- El frente unido 

 

                                       El Partido al elaborar la línea Estratégica y Táctica a desarrollar junto a la clase obrera, a de apoyarse en dos tipos de actividades: la lucha ideológica de una parte y de la otra las dos formas restantes de la lucha. Aquella económica y aquella política.

 

 En el primer caso el Partido no puede ser flanqueado por ningún organismo cultural que no sea generado por él mismo. En el segundo caso por el contrario el Partido debe practicar una flexible política de frente unido, aunque sea en un punto de nuestro programa político,  con otros partidos, movimientos y grupos sobre cuestiones de común interés, poniendo a segundo plano las diferencias ideológicas y estratégicas de más largo alcance. Hablamos, pues, según los casos de:

 

 a) El frente unido por el socialismo, todavía sin condiciones objetivas y subjetivas maduras.

 

b) El frente unido por el bienestar popular, realizable con cualquiera que se comprometa en la lucha por la satisfacción y ampliación de las reivindicaciones inmediatas de los obreros, campesinos, indígenas y demás sectores populares. La política a practicar puede ser de dos  forma: directamente como Partido, o indirectamente como trabajadores, estudiantes, pensionados, etc., a lo interno de los organismos de masas (sindicatos, asociaciones o comités, por ejemplo).

 

c) El frente unido por la nueva democracia popular,  es una necesidad urgente e inmediata para la más completa democratización de la vida política nacional. Una gran concertación de fuerzas sociales y políticas antioligárquicas, antifascistas, antilatifundistas y anticapitalistas burocráticas.

 

ch) El frente unido por la independencia nacional, unidad con todas las fuerzas nacionalistas y patrióticas y antiimperialistas.

 

5- La táctica a seguir en el frente unido

 

El principio estratégico base de nuestra lucha de masas: uno contra diez y diez contra uno. La base táctica de  nuestra Línea de Masas es: PRIMO, tener en cuenta la situación de conjunto y concentrar el golpe principal sobre el enemigo principal. SECUNDO, no atacar en muchas direcciones, ni hacernos muchos enemigos a la vez. TERTIO, ganarnos al mayor número de amigos. CUARTA, al definir nuestra política y táctica debemos pensar en función de la mayoría; QUINTA, como comunistas somos una minoría del pueblo. Si tratásemos de imponer nuestros puntos de vista marxistas leninistas en la agitación de masas, caeríamos en el sectarismo. Si ocultáramos lo que somos, partido y marxistas-leninistas, bajo cualquier excusa, entonces caeríamos en oportunismo de derecha. Debemos siempre saber en dónde estamos y el estilo de trabajo correspondiente.

 

   La revolución es inevitable. Pero no nacerá por sí misma, nosotros debemos ayudarla a nacer. Para que nazca se necesita tres instrumentos insustituibles: Una clase revolucionaria dirigida por un partido revolucionario, un Frente Unido revolucionario y un Ejército revolucionario. Está claro que de estas tres armas de la revolución, el Partido  es central para asegurar la consecuencia de la revolución y el que ella no sea desviada.

 

   Esta política de frente unido del pueblo, tarea estratégica del Partido proletario, debe estar apoyada en la generación de toda una serie de organizaciones periféricas de masas,  además de aquellas naturales como los sindicatos y asociaciones reivindicativas existentes. Hablamos de organizar Comités populares de lucha, Comités obreros de huelga, comités campesinos por la defensa y conquista de la tierra de hecho y comités de nacionalidades aborígenes por sus derechos nacionales.