MARXISMO-LENINISMO-MAOÍSMO Y EL ACUERDISMO FARCísta

08.09.2012 17:05

 

por Quibian Gaytan

 

El acuerdismo como finalidad estratégica en la guerra revolucionaria

 

En estos últimos días ha resaltado la información de la apertura de negociaciones de paz entre el fascista presidente Santos, de Colombia, y la FARC-EP. El hecho de que el gobierno de ese país y el mando de la guerrilla se sienten a “negociar la paz civil” no es algo nuevo, ya se han hecho otras tratativas con otros presidentes y otros gobiernos, ya liberales o ya conservadores. Lo nuevo aquí es el impacto que ha ocasionado en la izquierda latinoamericana y mundial, en particular el aperturamiento del debate entre los marxistas-leninistas-maoístas y la izquierda marxista-leninista más los neorevisionistas alrededor de ello.

 

Aunque, a primeras instancias, pudiese parecer que el debate gira en si es aceptable o no dentro de la teoría M-L las negociaciones y los acuerdos o no con el enemigo militar de clase. Pero, no es así. Los comunistas maoístas jamás han rechazado negociar con el enemigo. Hay negociaciones y negociaciones, dictadas por la correlación de fuerzas y las circunstancias, unas consolidan los logros de la revolución otras se traducen en derrotismo,  renunciamiento a los logros revolucionarios y traición. Por lo que, aquí el fondo de la polémica es que si dichas negociaciones aproximan la toma del poder o no por parte de los revolucionarios; esto es, la factibilidad o no, hoy, de la revolución “pacífica” en contrapunto con la revolución violenta (insurrección popular y guerra popular como sus concreciones) planteada por los comunistas maoístas. Y en esto, no hay punto de conjunción entre los primeros y los segundos.

 

Y, precisamente, la firma de tal acuerdo preliminar entre el fascista gobierno burgués colombiano y los cuadros dirigentes de la FARC nos demuestra el abismo existente a nivel de la teoría general marxista-leninista-maoísta y su visión y línea de la guerra popular y aquella del revisionismo armado. Examinemos brevemente los puntos esenciales de dicho acuerdo, aunque sea reintepretativamente:

 

Comienza, el mismo, enunciando que “Los delegados del gobierno de la república de Colombia, gobierno nacional, y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia”. Se dice allí “gobierno nacional” y “las FARC”. Lo que hace deducible, los fascistas y militaristas son el “gobierno nacional” y la FARC resulta lo no-gobierno y lo antinacional. Eso confirma mí aserto, la FARC no ha constituido nuevo poder (gobierno paralelo) en sus zonas guerrilleras. Entendido que base de apoyo es poder estatal nuevo, rival del otro burgués-terrateniente. Idea que se reafirma en el II párrafo, “…el respeto de los DD.HH. es un fin del Estado (¿Qué Estado? ¿No es eso “olvidar” la naturaleza de clase de todo Estado en sociedad capitalista y la definición marxista de que él es “máquina nacional de guerra del capital contra el trabajo”? y ¿desde cuándo y dónde resulta primordial tarea suya respetar los DD.HH.?). Algo no marcha bien en esas cabecitas marxistas.

Lo más importante a remarcar: ¡Es la Farc, una organización militar, la que negocia un acto político y no el supuesto “partido comunista clandestino” que supuestamente la dirige! ¿Cómo entender eso, existe o no tal partido?

Luego intentan hacernos tragar esa ramplonería liberal burguesa de “poner fin al conflicto… para la construcción de la paz estable y duradera…” y eso en aras del desarrollo económico con justicia social”. De buenas intenciones está empedrado el camino al infierno. La paz militar, de ahi,  pondrá sobre seguro la paz civil y la paz social entre las clases históricamente en conflicto por intereses contradictorios y antagónicos, es lo que nos están diciendo. Lo repito, algo no anda bien en esas cabecitas “marxistas”.

De seguido la perla de la corona. La afirmación aeroplánica de que “es importante ampliar la democracia”. Ni tan siquiera esa confusa democracia pluralista y participativa por la que dicen haber luchado y convocado a sectores populares. Simplemente barnizar o modernizar esa vieja democracia semifeudal, mascarón de la dictadura militar-fascista de la burguesía burocrática colombiana. Con el agravante que esa misma burguesía es la que tendrá el derecho, a discreción suya, de otorgación de la tal ampliación y no señalan mínimamente como controlará la FARC al gobierno para que cumpla con ello.

Máxime cuando ella misma reduce ese control a ser, simplemente, oposición legal dentro del sistema político: Olvidando, la gran experiencia aprendida por el pueblo colombiano con su propia sangre, de que  guerrillero que se desarma es hombre muerto. Es más dicho control quedará en nada, ya que ellos mismos se atan con la fórmula de la “dejación de las armas” mientras el reaccionario ejército burgués no se desarmará

Pero lo sorprendente, en todo este retorcimiento idealista, la plena libertad de hacer al gobierno y ni tan siquiera tiene algunas palabras por el reconocimiento y la libertad de actividad del supuesto partido comunista clandestino. Dado que en dicho acuerdo sólo se habla de partidos que se formen luego de alcanzado el acuerdo final. Entonces, ¿existe o no ese partido al que le debe acatamiento según la teoría marxista-leninista?

Pero, dejemos eso hasta allí. Hay otros temas en la mesa de debate.

 

¿Es la FARC un partido comunista, marxista-leninista?

 

Afirmo y reafirmo, la FARC es una Organización militar revolucionaria no es un partido político, ni una Organización político-militar ni mucho menos un Partido Comunista militarizado para las condiciones de una guerra popular. Según la teoría marxista-leninista-maoísta para el buen desempeño de una guerra popular es necesario la existencia de un partido intransigentemente clasista, proletario comunista, como la parte más avanzada, consciente y que dirija todo y en todos los campos de la actividad económica, política y  cultural. Armado con lo más avanzado de la ciencia de la revolución proletaria, cual es el Marxismo-Leninismo-Maoísmo. Eso, por cuanto, a la luz de la historia del Movimiento Comunista Internacional otras escuelas de interpretación y aplicación de  sus principios y verdades universales sean demostrado o fracazante (caso del PCUS degenerado revisionista, anticomunista y antisocialista, y partidos filiales) o empantanados en el dogmatismo, el sectarismo o conciliantes con el orden burgués (caso de la CIPOML-hoxhista y agrupamientos afines. A los que denomino “marxistas-leninistas de la segunda etapa del marxismo”).  La FARC no se ubica en ninguna de estas escuelas, aunque se beneficia del apoyo y solidaridad de los primeros. Sigo, Ese partido de que te hablo, crítico comentarista, para desarrollar guerra popular, tiene que caminar con los dos pies; un ejército revolucionario (el pueblo armado) y un Frente Unido revolucionario (el pueblo unido). Pero, lo esencial es que dicho partido, el Partido Comunista debe dirigir al pueblo armado y al pueblo unido. Sin dejar, por momento alguno, ser mandado o representado o suplantado por ninguno de esos otros dos instrumentos revolucionarios. Mao resume esto: “El partido manda al fusil y no el fusil al partido”.

En cuanto, al origen y desenvolvimiento de la FARC en tú comentario es cuestión que resuelves bastante bien, aunque se deja ver un poco de falta de información. Ella ha nacido, ciertamente, como brazo de autodefensa del browderista y revisionista kruscheviano Partido “Comunista” Colombiano por muchas décadas. Este le ha utilizado como “fuerza militar de presión” para arrancarle beneficios políticos parlamentarios al Frente Nacional (Conservadores y liberales coaligados). Así ha sido hasta la debacle de los régimenes revisionistas burgueses de la exURSS y demás países otrora socialistas de Europa Oriental y Asia, cuando hubo de desenvolverse por sí mismo, independientemente, dada la disgregación fraccional del revisionismo colombiano. Ello explica que en su estructura militar organizativa tuviese que dotarse de una dada forma y asumir tareas políticas.

 

El salto cualitativo dado por Mao a la teoría militar marxista-leninista

 

La larga experiencia militar revolucionaria del PCh, dirigido por Mao, le ha permitido generalizar teóricamente la misma, con ello ha permitido enriquecer la teoría general de la guerra revolucionaria del proletariado y comunista internacionales y particularizar la visión estratégica y táctica marxista-leninista de. Indiscutiblemente, la asimilación y estudio de dicha teoría particular maoísta por el Pentágono es una prueba de ello, es ese un aporte probatorio de la universalidad del pensamiento político y militar marxista-leninista de Mao. Él no sólo ha generalizado las experiencias guerrera concreta de China, sino que en base al método marxista-leninista de investigación nos ha legado el conocimiento y dominio de las leyes generales que rigen las guerras revolucionarias y las leyes particulares de las guerras revolucionarias propias de países coloniales, neocoloniales, semicoloniales y dependientes. Podemos decir, en conclusión, con su teoría general, particular y singular  de la Guerra Popular, Mao en este campo ha logrado imprimirle un salto cualitativo al desarrollo de la teoría general del Marxismo-Leninismo.

 

De ahí me resulta, sin subestimar la experiencia militar concreta de dirigentes comunistas que han conducido guerras revolucionarias (como aquellas de la guerra de liberación antifascista europeas o aquellas de liberación nacional en países como Viet Nam), estos no han encontrado tiempo, por diferentes razones, para generalizar teóricamente su experiencias militares.

 

Por lo que, las suyas son inscribibles como “saltos cualitativos parciales dentro del proceso cuantitativo de desarrollo de la teoría militar revolucionaria proletaria. Lo que no es el caso de la teoría militar de la guerra popular de Mao, la que si ha dado un salto cualitativo a un nivel superior con relación donde habían sido dejadas la teoría militar de Engels, Lenin y Stalin. Esa teoría de la guerra popular, sus principios extraíbles y comprobables la han particularizado, como una tercera etapa en el desarrollo de la teoría militar marxista y leninista-stalinista.

 

No solo. Al hacer eso, ella se separa radicalmente de las teorías militares del revolucionarismo burgués y pequeñoburgués. Estas últimas, no sólo por su carácter de clase, sino por sus métodos del privilegiamiento del individualismo guerrillero y la acción de pequeños grupos y en que las masas trabajadoras quedan reducidas a fuerzas auxiliares, secundarias y subordinadas; contrarios a los principios distintivos del Marxismo-Leninismo-Maoísmo de que “guerra revolucionaria es la guerra de las masas trabajadoras” y de la “dirección exclusiva del proletariado de la guerra popular y/o de la insurrección”. Resumiéndolos Lenin en brillantes palabras: “Fuera del poder todo es ilusión”. Son principios y verdades universales, las cuales separan diáfanamente a los marxistas-leninistas auténticos, hoy maoístas, de aquellos que bajo la máscara del “marxismo” y del “leninismo” pasan de contrabando el izquierdismo burgués y el reformismo y el revisionismo en los hechos.